Sabiduría y fidelidad
Fue una gran noche. En esto del flamenco, ya se sabe, los años son una credencial, una garantía. Y todos los que actuaron esta noche, salvo alguna contada excepción, rebasaban los 60. Es decir, pertenecen a la generación con más títulos para conservar lo jondo en un hipotético estado de pureza.Junto a artistas bastante frecuentes en Madrid, otros que nunca habían actuado aquí o no lo hacían desde muchos años atrás. Entre éstos, Antonio el Arenero, con sus cantes trianeros a palo seco y la soleá del Zurraque, en los que es un especialista de rara autenticidad.
Tomasa, sobrina de Manuel Torre, siguiriyera excepcional, que conserva el eco de esa fabulosa dinastía. Pies de Plomo, solearero eminente. Luis Caballero, señor del cante grande, que dejó la seña de su calidad aunque salió un tanto tenso. La Sayago, cantaora irregular, con detalles de gran personalidad en una forma de estar de vulgaridad evidente.
Nacieron en los felices veinte
IV Cumbre Flamenca. Cante: El Arenero, Tomasa y Pies de Piomo, Luis laballero, la Sayago, Chano Lobato, Fernanda y Bernarda de Utrera, Amós Rodríguez Rey. Toque: Manolo Brenes, Eduardo de la Malena, Isidro Sanlúcar, Paco del Gastor, Parrilla de Jerez. Baile: Luisa Torrán, Carmen la del Titi, Paco VaIdepeñas. Madrid, Teatro Alcalá Palace, 8 de abril.
La entrañable presencia de Amós, quien pronunció una homilía impagable sobre su tierra gaditana y se dijo unas alegrías justas, raramente oídas y de una belleza formidable. Luisa Torrán y Carmen la del Titi, dos bailaoras sin profesionalidad, dos perlas de distinto estilo.
Deslumbrantes
Los demás ya los conocemos bastante por aquí. La Fernanda y la Bernarda, cada una en lo suyo, dos figuras de primer orden. Chano Lobato, un fenómeno en la animación de la fiesta, resulta siempre deslumbrante.Paco Valdepeñas, señor de un cierto baile buleariero que hace con una elegancia y un señorío fastuosos.
En la larga nómina de guitarristas hay que destacar, porque así es de justicia, a dos entre todos. Paco del Gastor, con su fulgurante toque en los estilos de compás, llenos de ideas y de una riqueza inagotable, y Parrilla de Jerez, quien al toque profundo y expresivo de su guitarra une ese bailecíto aprendido de su padre que es un deleite para el espectador.
Babelia
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