Una acusada de parricidio reconoce que dejó encerrados a sus hijos sin alimentos

Antonia Fernández Jordán, cuyo hijo de cuatro años de edad fue hallado muerto por inanición el 1 de abril de 1986 en Manresa, reconoció ayer ante el juez que abandonó la localidad dejando encerrados a sus dos hijos en su domicilio. EI marido de la acusada, José Álvarez, aseguró ante el tribunal que desconocía que los niños estuvieran solos y alegó que al estar separado de su mujer, ésta no le había comunicado nada.

Cristián Álvarez Fernández, de cuatro años de edad, fue hallado muerto por la Guardia Urbana en el domicilio familiar, dos días después de que los agentes localizaran en el mismo piso a su hermano David, de seis años, con síntomas de desnutrición no irreversible. 81 fiscal pidió una pena de 14 años de prisión para la madre y 32 años para el padre, por considerar estos hechos como constitutivos de un delito de parricidio.

Ambos procesados conocieron la muerte de su hijo a traves de los medios de información que difundieron la noticia del hallazgo del cadáver de un niño en un piso de Manresa. En aquella fecha, Antonia Fernández se encontraba en Barcelona, en compañía de un amigo, Joan Capell; y, su marido, José Álvarez, estaba en Andorra pasando un fin de semana.

Antonia Fernández v José Álvarez se separaron en noviembre de 1985. Desde aquella fecha. los niños solían permanecer solos, encerrados en su habitación, a oscuras, desde media tarde hasta altas horas de la madrugada, en el piso de la calle de Santa lucía, en Manresa. A esas horas, la madre, que trabajaba de camarera en una barra americana, regresaba a su casa.

Durante los tres meses anteriores al suceso, la acusada convivia con Joan Capell en distintas pensiones de la localidad. De acuerdo con su declaración, durante aquel período, iba por la mañana al domicilio donde se encontraban sus hijos y les daba algún alimento. La madre admitió que "en los últimos tiempos sólo hacían una comida al día".

A preguntas del ministerio fiscal, la procesada no contestó por qué prestó dinero a una amiga para la compra de un piso y no se ocupaba más de sus hijos.

La acusada manifestó que creía que su marido frecuentaba el piso y atendía a los hijos, mientras ella intentaba buscar una persona que se hiciera cargo de los cuidados de los niños. José Álvarez negó este extremo y aseguró que desde la separación sólo había ido en 4 ó 5 ocasiones al piso de la calle Santa Lucía.

José Álvarez y Antonia Fernández contrajeron matrimonio en 1983 aunque el año anterior ya convivieron junto con los hijos de ella en el piso de la calle Santa Lucía en Manresa. Al poco tiempo de la boda el procesado inició los trámites de reconocimiento de los niños. Ambos acusados coincidieron en sus declaraciones sobre algunos aspectos relativos a quién se solía ancargar de David v Cristian. José Álvarez manifestó que durante el tiempo que estuvo sin empleo, él asumía las labores habituales de la casa y se encargaba de alimentar a los niños.