Segunda fila
En la carrera contra reloj en busca de un remedio eficaz contra el SIDA se constata la existencia de hombres de una categoría inferior. Esta constatación se desprende del hecho de que un investigador francés parece haber hallado una vacuna efectiva contra la enfermedad. Él mismo se inoculó la citada vacuna, tras unas pruebas realizadas con chimpancés para asegurarse de que el preparado no era tóxico. Acto seguido se aplicó la vacuna a afectados por el SIDA en el Zaire. Ello debe movernos a reflexionar. Resulta trágico comprobar que aún pueda elegirse quién debe ser cobaya y quién no, y dejar al descubierto el racismo latente en las sociedades aparentemente más democráticas y la incomprensión hacia unas minorías étnicas y culturales de una sociedad cegada por la magnífica visión de su absorbente ombligo. Aún existen hombres de segunda fila y enfermos cuya existencia tiene menor importancia.- .
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