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LAS RELACIONES CON EL "VECINO DEL SUR"

La autonomía de Ceuta y Melilla provocaría una crisis, según Rabat

Marruecos rechaza tajantemente la concesión de autonomía a Ceuta y Melilla por parte de España, según testimonios recogidos entre dirigentes políticos y altos funcionarios, gubernamentales del reino alauí. Cualquier cambio de status en ambas ciudades provocaría "una crisis política grave" entre Madrid y Rabat, advirtió un alto cargo marroquí de Asuntos Exteriores, quien agregó: "Esperamos de España algo más serio que eso".El presidente del Gobierno, Felipe González, había anunciado recientemente su intención de tramitar los estatutos de Ceuta y Melilla previstos en la Constitución". Este gesto político, según un miembro del Ejecutivo, es la respuesta gubernamental a la sugerencia formulada por el rey Hassan II, en el sentido de crear una célula de reflexión sobre el futuro de las dos ciudades.

La diplomacia española ha seguido en los últimos meses, con creciente inquietud, la evolución de las reclamaciones de Rabat. Un documento interno del Ministerio de Asuntos Exteriores señalaba, el 19 de enero pasado, que "el Gobierno marroquí puede haber tenido infundadamente la impresión, en el último año, de que España acepta de alguna manera compartir con Marruecos -el planteamiento y la reflexión de Ceuta y Melilla". Dos días después, el propio rey Hassan II proponía a España la creación de la célula de reflexión.

La propuesta del monarca alauí no impide que todos los dirigentes marroquíes sigan considerando "impensables" unas malas relaciones con España, "ese país vecino y amigo". Pero el clima de tensión tiene ya un primer resultado: el aplazamiento de los preparativos para la visita oficial a España de Hassan II, que la diplomacia marroquí había sugerido para el presente año.

Tanto el Gobierno de Rabat como la oposición -el Istiqual, la Unión Socialista de Fuerzas Populares, el Partido del Progreso y del Socialismo (comunista) pretenden que España reconozca la existencia de un contencioso territorial y acepte un diálogo -directo sobre la soberanía. Según los políticos marroquíes, la negociación podría ser similar a la que China ha llevado a cabo con el Reino Unido y Portugal para la reintegración de Hong Kong y Macao, respectivamente. Estos territorios volverán a la soberanía china en 1997 y 1999, conservando una parte de sus regímenes económicos actuales.

Por el momento, Marruecos prefiere mantener este tema en el marco bilateral y no se manifiesta partidario de activar la reivindicación en las Naciones Unidas, donde la cuestión de Ceuta y Melilla permanece congelada desde

1975. La prudencia de Rabat en este foro, según fuentes españolas, puede deberse a la incomodidad de reclamar una descolonización (Ceuta y Melilla) y negarse a la autodeterminación del Sáhara, en los términos que anualmente votan las Naciones Unidas. No obstante, la diplomacia española es poco optimista respecto a los apoyos internacionales que podrían recabarse para un mantenimiento a ultranza de la españolidad de Ceuta y Melilla.

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El paso adelante dado por Rabat en su reivindicación no significa, ajuicio de funcionarios españoles, que el régimen marroquí esté interesado en conseguir de modo inmediato las dos ciudades. Se le vendría encima un grave problema de asimilación y desaparecerían ciertos factores que dan una vida enorme a las regiones cercanas. A través de dichas ciudades se canaliza parte del contrabando que entra en el país, estimado por Marruecos en 40.000 millones de pesetas. Fuentes de la Administración española consideran exageradas tales cifras, pero admiten que el contrabando existe -electrodomésticos, cámaras, alimentos refinados, etcétera- Este comercio Ilegal perjudica al Estado marroquí, pero beneficia a su elite.

Gibraltar como modelo

Al acelerar la reivindicación territorial, el reino alauí deja de lado una política de prudencia, que se prolongaba desde hacía 10 años, durante los cuales acostumbraba a relacionar la cuestión de Ceuta y Melilla con la solución al contencioso sobre Gibraltar. Marruecos pretende llevar su reclamación hasta el punto en que se encuentra la española sobre la Roca: reconocimiento del contencioso bilateral, aunque las negociaciones no progresen demasiado.

Los ministros de Exteriores de la transición democrática -José María de Areilza, Marcelino Oreja, José Pedro Pérez Llorca- son testigos de que la cuestión de Ceuta y Melilla prácticamente no se planteó durante sus contactos con las autoridades marroquíes. Los ministros del primer Gobierno socialista sólo recibieron alusiones tangenciales. Ahora, sin embargo, Rabat ha pisado el acelerador: la fractura social y política registrada en la ciudad de Melilla es la causa que los marroquíes alegan para el súbito interés por los musulmanes melillenses, a quienes presentan como víctimas de un anacronismo colonial".

Fuentes diplomáticas españolas reconocen que la aplicación de la ley de extranjería al colectivo musulmán ha destruido uno de los mejores argumentos que España podría haber utilizado en los foros internacionales: el deseo de toda la población de ser española.

Al expresar su inquietud por los incidentes de Melilla, Marruecos niega cualquier responsabilidad propia en tales desórdenes. Obediente a la filosofía oficial, la Prensa de este país -en su mayor parte vinculada a partidos políticos- acusa abiertamente a España de colonialismo y racismo. El ex ministro de Exteriores y líder del Partido Nacionalista, Mohammed Bucetta, afirma que su país está asombrado por la "brutalidad" con que el Gobierno español ha emprendido una "política de eliminación de las características musulmanas de Ceuta y Melilla".

Tanto este líder político como varios funcionarios marroquíes coinciden en que el problema melillense ya no podrá arreglarse aunque el Gobierno de Madrid conceda derechos plenos a los musulmanes: "Ese tiempo ya ha pasado", dicen.

El lenguaje irredentista de los nacionalistas marroquíes se complementa con el de los socialistas. Fatallah Oualalu, portavoz parlamentario de la Unión Socialista de Fuerzas Populares, enmarca la cuestión de Ceuta y Melilla en el contexto de un programa de desarrollo para las regiones del Norte, hasta ahora muy marginadas. "Pero para eso nos encontramos con que los dos puertos mejores de la costa norte están bajo autoridad española", añade.

Mientras, el melillense Aornar Mohammedi Dudú vive en Marruecos como un refugiado de lujo, aprendiendo a marchas forzadas francés y árabe, las lenguas de su nueva patria.

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