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EL CHANTAJE DE ETA

Sokoa responde que "no financió a nadie"

El director general de la empresa Sokoa, SA, Patxi Noblia, ha enviado a EL PAIS una nota de rectificación sobre la información publicada por este diario el 14 de marzo, referente a la financiación por parte de ETA de distintos grupos cercanos a Herri Batasuna. Ésta es la nota:"Como lo sabe todo el mundo, en el transcurso de una acción policial en noviembre se descubrió en un sótano deshabilitado del inmueble que ocupamos en parte, un escondite con armas e importante documentación de ETA. El hecho fue gravísimo y la empresa denunció en seguida la utilización abusiva e inadmisible de sus locales por parte de un empleado (quien confesó su responsabilidad).

De ningún modo la empresa pudo ser partícipe de tales hechos: ni como estructura financiera, ni por mediación de otros de sus trabajadores, ni de ninguna otra forma, salvo la de haber sido abusada. Cuando EL PAÍS titula su artículo de la siguiente forma: "ETA financió a Herri Batasuna a través de la empresa Sokoa", o cuando indica en el mismo: "Cada cierto período, pero de forma muy irregular, los encargados de contabilidad de la empresa Sokoa hacían balance de los pagos y sumaban los importes de los recibos, tratando de ordenar una contabilidad minuciosa en el registro de las cifras incluidas las más insignificantes, pero muy caótica...", tenemos que restablecer la verdad. Es absolutamente falso que algún enargado de contabilidad de Sokoa haya hecho cualquier balance o ordenación de las cuentas de ETA; nadie podía sospechar siquiera su existencia. Por lo mismo, no fueron oídos ni interrogados por la policía o por el juez ninguno de los dos engarcados de contabilidad de Sokoa.

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No es verdad que "Sokoa ayudó a financiar la organización de ETA o Herri Batasuna a través de su empresa". Nadie, y menos aún Francia hoy en día, podría,admitir o tolerar una empresa que tuviera cualquier tipo de vinculación financiera con una organización armada o que fuera cómplice de la misma. Conociendo la gravedad de los hechos ocurridos, las autoridades francesas no habrían dudado a la menor sospecha en cerrar la fábrica o encarcelar a sus miembros. El hecho de que no lo hicieran demuestra claramente que no estamos implicados para nada en este asunto. Ni EL PAÍS ni ningún otro medio informativo tienen derecho, a raíz de los deplotables acontecimientos de los que fuimos testigos y que denunciamos desde el principio, a añadir mentiras con respecto a la empresa, que ya ha sufrido de más las consecuencias: o somos cómplices, y entonces que se demuestre y se nos cierre la empresa, o no tenemos nada que ver y somos simples víctimas.

Ni EL PAÍS ni otros tienen el derecho moral a hacernos la vida imposible. La imagen de la empresa ya ha sido suficientemente dañada como para no poder soportar más ataques gratuitos o repetidas calumnias. La empresa, así como sus 54 actuales trabajadores, tienen derecho a vivir en paz si no son culpables.

EL PAÍS, como los demás medios informativos, fue invitado a nuestra junta de socios el día 20 de febrero de 1987, y su delegado, señor J. L. Barbería, pudo conseguir allí toda la información o cuentas deseadas. ¿Por qué entonces infligirnos injustamente estos golpes bajos?.

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Quedamos a disposición del lector para transmitirles cualquier información complementaria. Por otra parte, presentamos una denuncia por difamación en los tribunales franceses, como único medio de limpiar el nombre de Sokoa de estas acusaciones gratuitas publicadas por un periódico de tan buena reputación informativa".

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