Dos vidas avalaron el pago del rescate de Guzmán
Empresarios que han sido víctimas de secuestros de ETA han liquidado parte de su rescate después de que la organización terrorista les dejara en libertad. Estos pagos, que ETA consigna en los papeles de Sokoa como voluntarios, sólo pueden explicarse mediante las mismas amenazas y presiones que hacen posible el pago del llamado impuesto revolucionario. En el caso de Juan Pedro Guzmán, dos amigos pusieron sus vidas como avales.
La familia de Juan Pedro Guzmán abonó a ETA tras la liberación de éste 50 millones de pesetas comprometidos antes de que fuera rescatado por la Policía Nacional. Dos amigos de Guzmán avalaron con sus vidas la liquidación de la deuda. La familia de Saturnino Orbegozo también entregó a ETA un millón de pesetas después de que fuera liberado por la Guardia Civil. Dos hijos de Orbegozo entregaron a ETA este millón tras la liberación del mismo. El primer caso conocido de rescate a plazos fue el de José Garavilla, quien, según los documentos de ETA, entregó, ya en libertad, 30 millones.Un documento en el que Jaime Castellanos e Iñaki Aseguinolaza aparecen como avalistas de Juan Pedro Guzmán, el directivo del Athlétic de Bilbao secuestrado por ETA Militar el 30 de diciembre de 1985 y liberado por la Policía Nacional once días más tarde, fue hallado en Sokoa. El papel, al que acompañaban fotocopias de sus carnés de identidad, certifica que éstos garantizan la entrega, antes del 4 de abril de 1986, de 50 millones o su contravalor en divisas, como último plazo del rescate.
Castellanos, hombre de negocios y presidente del Club de Golf de Neguri, al que pertenece Guzmán, reconoce la existencia del papel, pero asegura que nunca ha pagado a ETA. "Yo lo que hice, por amistad con Guzmán, fue buscar a una persona que pudiera ayudarme al otro lado de la frontera e intentar salvar una vida. Frente a un secuestro no hay nada que hacer, pagas y basta", dice.
Aseguinolaza, industrial con negocios de construcción y hostelería, asegura que ni él, ni Castellanos, ni Guzmán han negociado o pagado a ETA después de la liberación. "Simplemente se ha cumplido un compromiso que se había contraído antes de que lo rescatara la Policía", dice.
"El documento de aval no significa que fuéramos a pagar el dinero, sino que respaldábamos con nuestras vidas el compromiso contraído con la familia de la víctima. Como Guzmán se supone que iba a estar protegido o vigilado, incluso en el caso de que lo hubiera liberado ETA, nosotros ofrecíamos nuestras cabezas". La cantidad pactada en el documento se entregó, pero mucho después de la fecha establecida. Con anterioridad al rescate se había pagado una cifra cercana a los 150 millones de pesetas y ETA había aceptado ya poner a su rehén en libertad, dejando pendiente de cobro el último plazo.
Un amigo íntimo de la familia Orbegozo ha negado que Enrique y Faustino Orbegozo, hijos del industrial secuestrado por ETApm, que aparecen en los papeles de Sokoa como contribuyentes voluntarios con un millón de pesetas, actuaran por decisión propia. Su testimonio permite suponer que ETA Militar aplicaba este término a aquellos casos en los que la entrega de dinero se efectuaba al margen del procedimiento y el conducto habitualmente establecidos y sin que existiera carta de amenaza.
La misma persona, vinculada a los propietarios de la empresa Esteban Orbegozo S. A. , ha admitido ese pago a ETA Militar y facilitado espontáneamente la cifra y la fecha de la entrega, datos que coinciden con los que figuran en el recibo hallado en Sokoa. "Llamar a eso un pago voluntario es equívoco y radicalmente falso", ha indicado. Y ha añadido: "Puedo asegurar queentre todas las personas que sé que pagan el impuesto no hay ninguna que lo haga voluntariamente; simplemente aquí hay muchos que tiene que pagar para seguir viviendo en Euskadi". La misma fuente explica que la entrega del dinero se hizo en abril de 1984, meses después de que la Guardia Civil rescatara a Orbegozo. A los pocos días de la liberación y de la detención del comando, dos personas se presentaron en su domicilio de Zumárraga (Guipúzcoa) y pidieron en nombre de ETA el pago de 60 millones de pesetas. La familia se negó y luego tuvo que soportar nuevas pre siones. Siete de los nueve miembros de los Orbegozo decidieron abandonar Euska di y sólo dos de los hijos, Enrique y Faustino, optaron por quedarse. "Los dos hermanos pensaron que si querían quedarse aquí no tenían más remedio que pagar", añade el informante. "Conocían a una persona amiga de Txomin Iturbe desde la infancia y consiguieron una cita. Iturbe les dijo que era mejor que pagaran voluntariamente, que él no podía hacer nada, porque si no les exigía el dinero su gente se le iba a echar encima y que la gente debe acostumbrarse a pagar a ETA como está acostumbrada a pagar otros impuestos".
José Garavilla, un industrial conservero de Bermeo (Vizcaya), fue también víctima de un secuestro cuyo rescate fue pagado a plazos. Garavilla, antiguo simpatizante nacionalista, fue capturado por ETA a mediados de octubre de 1980 y liberado seis días más tarde tras fuertes presiones del PNV y mediante el pago de una cantidad que no llegó a determinarse con exactitud. Según consta en los papeles de Sokoa, entregó 30 millones de pesetas desde que quedó en libertad. José Garavilla se encuentra fuera del País Vasco desde hace unos días. Uno de sus hermanos declaró que la familia no tiene interés en hablar con los medios informativos y que sobre el secuestro "está dicho todo".
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