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Carrera por la vacuna contra el SIDA

Los científicos solicitan que se comience a experimentar en humanos.

Las proporciones epidémicas que está alcanzando la enfermedad del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que sólo en Estados Unidos ha causado 18.000 muertos en los últimos cinco años, han originado una auténtica carrera contra reloj en la comunidad científica internacional para encontrar una cura y vacuna contra este mal.

Muchos científicos creen que ya ha llegado la hora de experimentar en los humanos las diversas vacunas que se han encontrado hasta ahora. Las administraciones sanitarias de algunos países están estudiando la posibilidad de dar los permisos pertinentes para esta experimentación. Algunos médicos no han esperado y ya la han experimentado en su propia persona por autovacunación.

Un grupo de investigadores de Estados Unidos ha pedido a la Administración de Fármacos y Alimentos de este país autorización para probar una nueva vacuna contra el SIDA en seres humanos y otros dos equipos científicos también de Estados Unidos esperan hacerlo este año. En parecidas circunstancias se encuentran científicos de otros países, como Francia, también puntero en estas investigaciones. Las autoridades sanitarias de Estados Unidos están agilizando todos los trámites pertinentes y esperan conceder el primer permiso para finales del verano.

Autovacunación

La urgencia por encontrar una pronta solución a este problema ha empujado al médico Allan Goldstein, de la universidad George Washington, de la capital federal de Estados Unidos, a ofrecerse como primer voluntario para probar la vacuna que su equipo de expertos ha elaborado. Este equipo ha sido el primero que ha solicitado el permiso oficial de las autoridades sanitarias para experimentar en humanos.Este médico no será el primero en inyectarse la vacuna. Ya lo hizo en noviembre pasado, según se ha sabido recientemente, el investigador francés Daniel Zagury, director del laboratorio de fisiología celular de la universidad Pierre et Marie Curie, de París. Esta autovacunación estuvo precedida de un experimento hecho en los chimpancés y que no dio ninguna reacción.

Tras haberle sido inyectada la vacuna, el organismo del profesor Zagury fabricó una tasa muy elevada de anticuerpos contra el SIDA, capaces, al menos en los experimentos de laboratorio, de neutralizar el virus del SIDA, según manifestaciones de Zagury. Estos mismos resultados han sido confirmados tras el experimento llevado a cabo con 10 voluntarios de Zaire, considerados dentro del grupo de alto riesgo.

Con la experimentación de la vacuna en los humanos se plantea un problema ético, puesto que dicha vacuna debe probarse en individuos sanos que después se exponen deliberadamente a la enfermedad. Aun así, los científicos reconocen la urgencia de que se cruce la barrera de la experimentación animal hacia la humana. Ésta es también la opinión de Robert Gallo, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos y uno de los descubridores del virus HTLV.

A pesar de estos avances, los científicos mantienen grandes reservas respecto a la vacuna, puesto que las pruebas con animales han sido muy limitadas. Sólo el chimpancé puede infectarse con el SIDA, pero, al igual que otras especies, no acusa los síntomas de la enfermedad.

Los experimentos humanos tampoco ofrecen garantías de acierto, dado el largo período de incubación de esta enfermedad -unos cinco años- y lo poco que se sabe del virus en sí. Se sospecha que no han sido descubiertas todavía todas las variantes del virus.

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