Listas de espera
La lista de espera de los hospitales ahora es conocida, pero hace años también existía, y sus datos eran sustraídos al dominio público. El primer paso para resolver este: grave problema consiste en conocer bien su alcance, analizar sus causas y consecuencias y después dar cuenta de sus dificultades.La lista de espera hospitalaria se compone de un grupo pendiente de ingreso para cirugía (30%), otro de consultas, y el último (35%) de exploraciones más o menos sofisticadas.
El tamaño de las colas es variable con los países, y dentro de cada país según sea el hospital. Todos los países avanzados tienen colas para ingreso, consultas y exploraciones. Las cifras de España no son altas. En el hospital La Fe, sobre una cola de 1.500 nombres, repartidos en la forma antedicha, deben considerarse los datos globales del centro sanitario: 2.000 camas ocupadas, más de 5.000 ingresos al mes, más de 2.000 intervenciones quirúrgicas al mes, 1.500 consultas diarias y 600 urgencias diarias; por ello, sin minimizar cada caso particular, nuestra lista de espera es reducida.
Pero además algunas veces dicen de fallecimientos de enfermos en listas de espera, y eso no tiene relación, porque los servicios de urgencia funcionanan y aceptan de inmediato las peticiones de socorro.
La causa principal del cuello de batella es el incremento de la demanda y se produce por los ciudadanos enfermos y familiares, pero cada vez más la generan los médicos. Por tanto, en mi opinión, cuanto mejor funcione la atención primaria de salud, más aumentará la lista de espera de los centros y servicios cualificados.
Existe relación entre la calidad de la asistencia sanitaria y el tamaño de la lista de espera; de modo similar puede haber cola en un buen restaurante, aunque en frente haya otro vacío. Gran parte de la población no acepta la sectorización hospitalaria y se apunta en varios centros o en el que desea. Eso sería bueno si los Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior recursos económicos ingresaran con el enfermo. Así nos incentivaría el rendimiento porque ahora cuantos más enfermos atendemos, más gastamos y ganamos lo mismo.
Algunas veces la cola aparece en servicios médicos que defienden el título de su especialidad y patrimonializan al enfermo negando legitimidad a otros para la asistencia, y en determinados casos la gestión inadecuada de los servicios es también causa de retrasos aparte de sus habituales deficiencias materiales o de recursos humanos.
Por todo ello, el editorial de EL PAíS del martes 24 de febrero de 1987 me parece injusto, descuidado e indocumentado. Para nuestro hospital son inaceptables los calificativos de suciedad, abandono y hacinamiento que usted aplica, y la mayoría de los 6.000 trabajadores del hospital La Fe merece un reconocimiento del esfuerzo y las mejoras asistenciales de estos 18 años. Por ejemplo, en 1986 se hicieron 75 implantes de riñón de cadáver sin ningún rechazo, y ésa es la cifra más alta de todos los hospitales de España y una de las más destacadas de Europa. Estos y otros datos deben valorarse y compararse, y los indicadores sanitarios de nuestro hospital están por encima de otros de muchos países europeos más avanzados en otros campos y mejor dotados económicamente.
La experiencia del Reino Unido y los países nórdicos enseña que la lista de espera aumentará en los próximos años al crecer la calidad de vida, la educación sanitaria, el nivel de renta y la propia demanda sanitaria que aquí aún está reducida y empequeñecida. Para este futuro preocupante debemos prepararnos con soluciones eficaces y urgentes y aportando más informaciones al usuario documentadas y veraces.- Director gerente del hospital La Fe.
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