Soluciones para una crisis

La dimisión del socialista Bettino Craxi como presidente del Consejo de Ministros abre una crisis larga y difícil en Italia, ante la que caben diferentes salidas.El presidente de la República, el democristiano Francesco Cossiga, después de mantener consultas formales con todos los grupos parlamentarios, puede encargar la formación de gobierno a un representante de la Democracia Cristiana (DC), al ser este partido el que dispone de mayoría relativa.

La DC presenta un solo candidato: Giulio Andreotti, actual ministro de Asuntos Exteriores. Es muy probable que el partido socialista, como ya ha dado a entender, rechazase tal candidatura, por considerarla símbolo de una simple alternancia.

Ante esa perspectiva, lo lógico sería que el presidente Cossiga disolviese el Parlamento y convocara elecciones anticipadas. Tanto la Democracia Cristiana como el partido comunista, el principal grupo de la oposición y segunda fuerza política del país, se oponen a la idea y han pedido al jefe del Estado que explore otras fórmulas políticas con el fin de poder terminar el año que todavía queda de legislatura.

Cabe otra solución: un Gobierno institucional, en el que el primer ministro, elegido directamente por el jefe del Estado, sea una personalidad de relieve. Se habla de Amintore Fanfam, presidente del Senado, número dos, después de Cossiga, y del ministro del Interior, Oscar Luigi Scalfaro. Se trataría de un Gobierno provisional, cuya vida sería de sólo un año.

Las otras posibilidades de Gobiernos creados con el apoyo interno o externo del partido comunista aparecen irreales dentro de esta legislatura y probablemente de la próxima.

De hecho, el miedo de los comunistas es que Bettino Craxi y el líder democristiano, Ciriaco de Mita, tras tanta guerra y polémica, acaben después de las elecciones por formar otro Gobierno pentapartido, como el actual, que atenace a los comunistas en la oposición durante muchos años más.