Hezbolá y las Fuerzas Libanesas, contra los ocupantes sirios
Los milicianos shiíes proiraníes de Hezbolá y los cristianos de las Fuerzas Libanesas han sido los primeros en oponerse virulentamente a la ocupación por tropas sirias del sector musulmán de la capital libanesa. Mientras la oposición de. los cristianos al proclamado "fin del reino de las milicias" es verbal -los sirios no han entrado en su reducto de Beirut este-, los proiraníes lloran ya por 23 muertos. La entrada de los panteras rosas de Damasco en el cuartel general de Hezbolá, en la noche del martes, demostró de modo expeditivo la voluntad siria de pacificar Beirut oeste, aunque sea a costa de la sangre de los partidarios de su aliado iraní."El regreso de Siria a Beirut oeste", escribía ayer el diario L'Orient-Le Jour en su primera página, "no puede beneficiarse de la indispensable cobertura internacional si no implica una limpieza del bastión integrista y, por tanto, la liberación de los rehenes". Unos 26 o 27 extranjeros permanecen secuestrados en Líbano por grupos islámicos seguidores de la revolución iraní.
Los sirios no habían entrado ayer en los suburbios meridionales de Beirut, feudo de los integristas de Hezbolá, pero horas antes habían dado una espectacular demostración de fuerza. Era ya de noche cuando, el martes, los milicianos de Hezbolá entregaron a los soldados de Damasco su plaza fuerte en Beirut oeste, el cuartel Fathalá, en el barrio de Basta.
Unos 20 camiones abarrotados de panteras rosas -nombre dado a las unidades especiales del Ejército sirio, por el color de sus uniformes-, se apostaron delante del cuartel Fathalá. El incidente se produjo de manera confusa cuando, según los portavoces sirios, una de sus patrullas fue tiroteada.
Este es el más grave incidente jamás ocurrido entre Damasco y los partidarios libaneses de Teherán, y confirma que el desarme de los integristas y de los fedayin palestinos encerrados en sus campamentos es el más serio desafío al que se enfrentan los 7.000 soldados que el domingo llegaron a Beirut oeste.
[El líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasir Arafat, declaró ayer en Bagdad que "la intervención de las tropas sirias pretende liquidar" a su organización y "aniquilar los campos de palestinos en Líbano", informa France Presse.]
Irán se ha abstenido hasta el momento de comentar la última gran operación de su aliado sirio en la capital libanesa, donde, al amparo del caos, sus seguidores no cesaban de hacer progresos y capturar rehenes occidentales. En la mañana de ayer, dejaron Damasco el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Alí Akbar Velayati, y el de los Guardianes de la Revolución, Mosen Rafiq Dust. Ambos se habían entrevistado por sorpresa con Hafez el Asad. Los observadores suponen que se discutió el futuro estatuto de los suburbios shiíes de Beirut.
[Un coche bomba hizo explosión a última hora de ayer en esa zona de la capital libanesa, en un ataque que un comunicante anónimo aseguró que estaba dirigido a las tropas sirias. Una persona resultó muerta y otras 21 heridas, informa Reuter.]
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