Un grupo de atracadores ocupó todo el fin de semana el edificio de Gran Vía, 40
Un grupo de atracadores -que la policía, según fuentes indirectas, cifra en cinco personas- ocupó durante todo el fin de semana las 10 plantas del edificio de Gran Vía, 40, desvalijaron al menos cuatro cajas fuertes de empresas de joyería, se llevaron un mínimo de 36 millones en joyas y cantidades indeterminadas de dinero en metálico y huyeron tranquilamente, sin que nadie se enterara de su acción hasta que el edificio volvió a abrirse, el lunes por la mañana.
El edificio de Gran Vía, 40, está dedicado exclusivamente a oficinas comerciales de todo tipo, desde talleres y almacenes de piedras preciosas hasta agencias de detectives, pasando por agentes comerciales, empresas de comercialización de vídeos, centros de idiomas o inmobiliarias. Los sábados, a las 19.30, el edificio se cierra y permanece vacío y sin vigilancia de ningún tipo hasta las ocho de la mañana del lunes. Los ladrones, por tanto, tuvieron un amplio margen de tiempo y tranquilidad para llevar a cabo sus robos. Al interior del edificio se puede acceder con cierta facilidad a través de los tejados y de la escalera de emergencia, instalada en el patio interior y que da acceso a todas las plantas.Según declaraciones de varios representantes de empresas visitadas por los atracadores, éstos aprovecharon bien el tiempo, aparte de que indudablemente debía tratarse de una banda de profesionales que conocían perfectamente lo que debían hacer para trabajar con tranquilidad e impunidad. Lo primero, cortar los sistemas de alarma. En las plantas quinta, sexta y novena, en las que se cebaron los atracadores, aún se aprecian los plafones del falso techo desmontados y las líneas de alarma que los atracadores cortaron.
Ya sin peligro de alarmas molestas, durante toda la noche del sábado, el domingo y la madrugada del lunes, el grupo de atracadores puso en funcionamiento toda su panoplia de herramientas. En los casos de puertas sin blindaje de protección se limitaron a destrozarlas. En otros casos, las joyerías y empresas de importación de piedras preciosas -puertas blindadas-, abrieron huecos en la pared, ala altura de las cerraduras y a ras del suelo, para forzar la entrada.
Una vez dentro de las oficinas, el grupo de atracadores se afanó en los obstáculos principales: forzar las cajas fuertes donde se guardaban las joyas. Que se sepa, al menos tres talleres de gemas preciosas, los de L. Serrano, L. M. A. y un tercero, fueron desvalijados. Las cuatro cajas fuertes de las tres empresas aparecieron reventadas por los costados, después de atravesar la capa de cemento reforzado con barras de hierro y las chapas de acero. De la empresa L. M. A., en la planta novena, se llevaron al menos 15 millones de pesetas en joyas; en De Frutos, en, la planta quinta, se apoderaron de otros 12 millones en diamantes, rubíes, zafiros, circonitas y esmeraldas, además de 250.000 pesetas en metálico; de L. Serrano, en la planta sexta, casi otros cinco millones también en piedras preciosas.
Fallos de precisión
Los ladrones tuvieron también algunos fallos de precisión. Un directivo de la empresa Filmoser, dedicada a la comercialización de películas de vídeo, manifestó su convencimiento de que le habían robado por error. "Al lado nuestro hay otra joyería, pero como a nuestra empresa se accede por dos puertas, creemos que se equivocaron y forzaron la nuestra. De todas formas, ya que estaban dentro, se apoderaron de 85.000 pesetas en metálico que había en la caja".Un representante de la empresa de joyería de L. M. A. mostraba el destrozo producido en el costado de la caja fuerte, protegida su estructura por una capa de cemento reforzado con barras de hierro de unos 30 centímetros de anchura. "Los ladrones tuvieron que trabajar muchísimo y armar un ruido terrible. Primero cortaron los sistemas de alarma. Luego utilizaron herramientas muy poco sofisticadas, martillos y cortafríos, para abrir un agujero en el costado de la caja fuerte. En cambio", afirmó esta persona, "en el caso de De Frutos, en la planta quinta, utilizaron una sierra circular para destripar la caja fuerte. Los policías que vinieron a rastrear posibles huellas dijeron que debía tratarse de un grupo de unas cinco personas, pero creemos que debieron ser más, por el enorme trabajo realizado", concluyó, no sin cierto sentido del humor.
Las restantes declaraciones insistieron en que los ladrones actuaron sin preocuparse de los golpes ni del ruido, tranquilos por el hecho de que el edificio permanezca vacío los fines de semana. Un hombre maduro que tiene su oficina al lado del almacén de gemas preciosas de De Frutos relaté: "La caja estaba abierta por un costado, y le aseguro que era una caja difícil de forzar. Primero cortaron el sistema de alarma, al que se puede acceder a través del falso techo del pasillo; luego abrieron dos agujeros en la pared (la huella de los boquetes, ya tapados, se puede apreciar aún como una mancha de cemento recién puesto), entraron y forzaron la caja".
En total, el grupo de atracadores forzó la puerta de más de 10 oficinas. Por ahora, sólo se han presentado cuatro denuncias por robo, más una quinta, presentada por, el presidente de la comunidad de inquilinos, en la que se denuncia que los daños causados a la finca ascienden a un millón de pesetas.
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