La amenaza de un cisma pesa sobre el sínodo de la Iglesia de Inglaterra
El sínodo general o parlamento de la Iglesia de Inglaterra inició ayer su tradicional reunión de primavera en medio de una dramática controversia en torno al conflictivo tema de la ordenación sacerdotal de las mujeres, que puede producir la crisis más grave de la comunión anglicana desde la reforma hace 450 años. Las posiciones defendidas por tradicionalistas y reformadores están tan encontradas que por primera vez desde la separación de Roma provocada por Enrique VIII se vuelve a hablar de cisma en el seno de la Iglesia de Inglaterra, madre de la comunión anglicana mundial.
El tema de la ordenación sacerdotal de las mujeres no es nuevo y se remonta a 1970, cuando fue planteado por primera vez. En 1975, el sínodo se pronunció favorablemente a favor del principio de la ordenación de las mujeres, pero desde entonces la decisión final se ha venido aplazando tras interminables debates.Esta vez el sínodo no tomará tampoco una decisión final, decisión que, en todo caso, los analistas no consideran probable que adopte la Iglesia de Inglaterra en los tres años que todavía tiene de vigencia el actual sínodo. Sus 560 miembros, integrados en tres houses o cámaras -en representación de los obispos, el clero y el laicado-, se limitarán a discutir el jueves un informe preparado por la cámara de los obispos sobre las implicaciones que una eventual ordenación de las mujeres tendría para la Iglesia.
Sin embargo, y a pesar de que la adopción del informe de los obispos no supondría la puesta en marcha de la legislación necesaria para ordenar a las mujeres hasta por lo menos dentro de cuatro años, la oposición a la medida es de tal magnitud que prelados y políticos miembros del sínodo, entre ellos el influyente obispo de Londres, doctor Graham Leonard, y el secretario de Estado para la Agricultura y ex presidente del Partido Conservador, John Gummer, han amenazado con abandonar la comunión anglicana si el informe de los obispos es aprobado.
Tanto Leonard, que afirma contar con el apoyo de 18.000 fieles de la Iglesia de Inglaterra, entre ellos varios clérigos, y Gummer, cuya actitud es compartida por otros dos influyentes diputados conservadores, han manifestado que la adopción del informe que posibilitaría en el futuro el acceso de mujeres al sacerdocio es de tal gravedad que, en caso de producirse, considerarían la posibilidad de integrarse "en la Iglesia católica romana, en la ortodoxa o en otras comuniones".
Leonard, que como obispo de Londres es la tercera jerarquía de la Iglesia de Inglaterra, ha calificado la cuestión de fundamental. Para él no se trata de adaptarse al paso de los tiempos, sino de una cuestión de principios. "Cuando Dios se hizo hombre", ha manifestado, "se encarnó en un hombre y no en una teoría de la divina providencia".
Los partidarios de la ordenación de las mujeres, entre los que se encuentran los arzobispos de Canterbury, este primado de la Iglesia de Inglaterra, doctor Robert Runcie, y el de York, John Habgood, aducen que si se considera que Cristo es la personificación total de hombres y mujeres, no es posible oponerse a que estas últimas sean ordenadas.
Una aceptación de la posibilidad de que las mujeres lleguen al sacerdocio en la Iglesia de Inglaterra supondría un grave obstáculo en las conversaciones ecuménicas que se llevan a cabo desde hace años entre las comuniones anglicana y católica. El pasado año, aprovechando una reunión del sínodo genral, el Vaticano filtró una correspondencia mantenida con el arzobispo de Canterbury en la que se ponía de manifiesto la preocupacióri de la Iglesia católica ante una eventual llegada de las mujeres al sacerdocio en la Iglesia de Inglaterra.
El informe de los obispos, que será debatido el jueves, pone de relieve las consecuencias que esa ordenación tendría en el seno de la Iglesia de Inglaterra y señala cómo se podrían armonizar las posiciones en una misma diócesis y en una misma parroquia.
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