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El convenio del metal se convierte en referencia para la negociación colectiva

El convenio marco del metal puede convertirse en la referencia para toda la negociación colectiva, ante la falta de un acuerdo interconfederal. Este carácter de convenio testigo ha convertido su firma en una cuestión política para los sindicatos. Lo que UGT y CCOO hubieran firmado en el mes de noviembre no pueden suscribirlo ahora, tras la decisión de sus respectivas cúpulas directivas en materia salarial. Medios empresariales reconocen, no obstante, que hay serias dificultades para llegar a un convenio sectorial. " CEOE ratificaba ayer su posición de no superar subidas salariales del 5%, porcentaje de inflación prevista.

Durante el mes de noviembre podía haberse firmado sin apenas dificultades el primer convenio marco del metal. Se barajaban entonces subidas salariales en torno al 6% que la patronal estaba dispuesta a asumir a cambio de racionalizar la estructura profesional del sector. Las cosas son hoy muy distintas y las posibilidades de acuerdo se debaten entre la conveniencia y la necesidad.Para algunos sectores empresariales el acuerdo es necesario, "debe producirse", y esperan que las dos grandes federaciones sindicales tomen una decisión que en círculos sindicales puede interpretarse de ruptura de la disciplina de organización".

La patronal no va a aceptar subidas del 7% en el metal y tampoco parece posible "ni conveniente" una banda salarial. La única solución sería retrotraerse a los meses de octubre y noviembre, de tal manera que las federaciones del metal corrieran el riesgo de aceptar subidas salariales por debajo del 7%, en contra de las instrucciones de sus respectivas cúpulas dirigentes.

En este contexto, la firma o no del convenio del metal se convierte en una cuestión política. Medios de la patronal no niegan que si logran un acuerdo en el que los incrementos salariales giren en torno a la inflación -"y sabemos que el 6% de subida no arruina las previsiones de inflación"- se producirá un efecto de arrastre sobre otros sectores que tomarán esos incrementos como referencia.

El problema es que las dos grandes federaciones del metal pueden tener "serias dificultades" para explicar la firma de un acuerdo que no fue posible a nivel confederal. "Pero si eso se solventa", afirman medios de la patronal, "el pacto estaría hecho, porque lo necesitan tanto como nosotros".

No es un criterio compartido. En otros círculos empresariales se ve muy difícil el acuerdo, aunque asumen, la responsabilidad de ser una referencia obligada: "Si no hay un acuerdo interconfederal, el metal aparece como la única salida posible. Las subidas que se pacten aquí serán las que sirvan de referencia en otros ámbitos".

Mínimos salariales

Sin embargo -y al menos como postura pública- se jura que no se aceptará un convenio que no se atenga al principio básico que ayer ratificó la CEOE: subidas en torno al 5%.Pero el tema salarial no es el único que dificulta las negociaciones. La racionalización de la estructura profesional, disminuyendo considerablemente las categorías y susutuyéndolas por ocho grupos, la reducción de jornada, la movilidad funcional, y, sobre todo, el establecimiento de un salario mínimo para todos los metalúrgicos son algunos de los escollos que hasta ahora están impidiendo la firma.

La falta de un acuerdo interconfederal convierte los convenios de sector en la única referencia posible para la negociación colectiva. El del metal no es el único acuerdo, aunque su importancia, por el peso específico del colectivo al que afecta, lo convertirá en referencia obligada. Hay actualmente en proceso otros convenios: el de construcción -ya suscrito en años anteriores- y el de transportes que ha sido propuesto por UGT recientemente. En todos los casos, las dificultades se centran, formalmente, en el tema salarial.

Ayer mismo la CEOE ratificaba su postura de no aceptar subidas por encima del 5%, y los sindicatos insisten en su posición de jugar en torno al 7%. Alguna de las partes habrá de ceder, aunque ello suponga que necesariamente habrá de explicar ante sus organizaciones el por qué de su decisión.

Para CCOO y UGT la firma de un convenio sectorial es importante porque pone en sus manos la posibilidad de unificar al sector en las mismas reivindicaciones y, consecuentemente, bajo las mismas posibilidades de movilización. Eso -los sindicatos lo saben- tiene un precio. La duda está en si merece la pena pagarlo.

En cualquier caso, patronal y sindicatos saben que, hoy por hoy, la política de concertación sólo puede salvarse mediante los convenios de sector.

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