La democracia española, analizada por intelectuales en Roma

Un grupo de intelectuales ha analizado en Roma, en un seminario que se celebró el pasado fin de semana, la situación política española. El seminario, que tuvo como enunciado para el debate Problemas de la democracia y del desarrollo en España, fue organizado conjuntamente por la Fundación Lello y Lill Basso, por el Instituto Español de Cultura en Roma y por el Centre d'Estudis Histórics internacionals de Barcelona. En él han participado personalidades del mundo universitario y cultural español como Ignacio Sotelo, Antonio Elorza, Roberto Mesa, Ramón García Cotarelo, Josep M. Colomer, Carlota Bustelo, José Félix Tezanos y Juan Luis Cebrián y representantes de la cultura italiana. Los trabajos fueron clausurados por Jorge de Esteban, embajador de España en Roma.En la introducción de los debates el director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, planteó la conveniencia de "una reforma de todo el sistema de representación política si se quiere que la democracia avanzada definida por la Constitución se haga realidad". Abogó también por "una revisión del título 8 de la Constitución como respuesta sensata al Estado de las autonomías".

Cebrián fue muy explícito sobre todo cuando criticó la falta de una transformación sustancial de la Administración del Estado, que ha llevado, dijo, la esa especie de contubernio entre aparato del Estado y PSOE en el que algunos descubren la resurrección del franquismo sociológico". Subrayó también que no cabe duda de que "existe una tendencia, cada vez más acusada, hacia la patrimonialización del Estado por parte del partido socialista". Durante su intervención resaltó una paradoja a la que los estudiosos de la historia ya están acostumbrados", es decir, que "mientras se han producido considerables cambios en el aparato institucional y jurídico del país, la estructura del poder permanece casi intocada e impermeable a muchas de las nuevas tendencias de la sociedad". Afirmó además que "España afronta hoy un panorama nada relajado". Y criticó concretamente la "ausencia de una nueva cultura política y de un ambiente apropiado para la tarea universitaria".