Solana e Interior se contradicen por una advertencia al Gobierno marroquí sobre Dudú

El portavoz gubernamental y ministro de Cultura Javier Solana, en conferencia de Prensa posterior al Consejo de Ministros, desmintió ayer que el ejecutivo español haya realizado gestiones con el Gobierno de Marruecos para evitar que le sea concedida a Aomar Mohamedi Dudú un estatus de refugiado político.Sin embargo, un alto cargo de Interior, en una reunión con periodistas, aseguró el jueves por la noche oue el Gobierno español envió un télex el pasado día 3 en el que comunicaba al marroquí la "grave ofensa que supondría que se le concediese el estatuto de refugiado político a Aomar Mohamedi Dudú", procesado por sedición tras los incidentes en Melilla.

"El Gobierno", declaró Solana, "quiere hacer una llamada a la calma así como a la erradicación de los brotes de violencia". Añadió que el ejecutivo no tiene más claves respecto al futuro de Melilla que los que ya ha puesto en práctica sobre "integración de las distintas colectividades y para el desarrollo económico de la ciudad, que deberán ir implementándose con el ritmo adecuado".

El mismo alto cargo de Interior informó que en una operación combinada entre el Ministerio de Asuntos Exteriores y el de Interior, el Ejecutivo de Felipe González solicitó que Marruecos evitara conceder facilidades a Dudú, que está considerado por las fuentes gubernamentales como el principal instigador de las revueltas del pasado domingo.

Tras una entrevista entre los servicios secretos marroquíes y miembros del CESID español, los representantes de amboss servicios de información concluyeron que sería conveniente mantener a Dudú alejado de los conflictos melillenses, según explicaron fuentes del servicio de información militar.

Fuentes del Ministerio del Interior aseguraron que el partido nacionalista marroquí, Istiqlal -que pretende la independencia de la zona del Rif de Marruecos-, ha jugado un importante papel en la organización de las protestas.

Dudú, que mantiene su autoexilio en Nador (localidad marroquí a 14 kilómetros de la frontera española), se encuentra entrepor el asedio de la justicia y los resquebrajamientos de su liderazgo, dentro de la comunidad musulmana. La carta de los nueve encarcelados por la revuelta de la noche del domingo, en la que desautorizan al supuesto organizador fue interpretada por representantes del Gobierno español como un "acto de buena voluntad" que podía dar inicio a una solución para su encarcelamiento.