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Reportaje:

Lesbianismo: el tabú de los tabúes

Colectivos de lesbianas de toda España se reúnen el próximo fin de semana en Barcelona

Milagros Pérez Oliva

Representantes de los colectivos de lesbianas de toda España se reunirán durante este fin de semana en Barcelona para discutir en unas jornadas de reflexión los problemas vitales con que se encuentran y las estrategias a seguir en el futuro como grupos organizados en defensa de sus intereses. Lograr que el movimiento feminista en concreto y la sociedad en general acepten plenamente el lesbianismo como una opción sexual posible y normal, como cualquiera otra de las existentes, es el principal objetivo de estos colectivos.

En estos momentos existen colectivos organizados de lesbianas con una notable actividad militante en Barcelona Madrid, Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Pamplona, Santiago de Compostela, La Coruña, El Ferrol y Zaragoza que reúnen varios cientos de activistas y simpatizantes.El movimiento de lesbianas se estructura actualmente en dos corrientes, la que acepta la doble militancia de sus integrantes, como lesbianas y como militantes de partidos políticos o de organizaciones feministas y la que se organiza en colectivos totalmente autónomos, aunque participan normalmente como tales en las campañas y acciones de las feministas y las otras organizaciones de lesbianas.

La primera de estas corrientes, que es también la más numerosa, ha organizado colectivos de lesbianas en todas aquéllas ciudades en las que existe movimiento feminista articulado con comisiones internas diferenciadas, por ejemplo la Comisión de Lesbianas integrada en la Asociación Gallega de la Mujer, el colectivo de lesbianas integrado en la Coordinadora Feminista de Navarra o los que existen en las ciudades anteriormente citadas. Entre estos colectivos, los más numerosos son los de Madrid y Barcelona.

Autoafirmación pública

El Colectivo de Feministas Lesbianas de Madrid es uno de los de militancia más activa: las 30 o 40 mujeres que constituyen el núcleo de las asiduas e inquebrantables se reúnen dos veces por semana y participan en prácticamente todas las actividades del movimiento feminista, aparte de campañas propias como la que llevaron a cabo el viernes 23 de enero pasado, para protestar por la detención de dos mujeres por haberse besado en público. Ese día, las lesbianas de Madrid se concentraron en la Puerta del Sol, a las ocho de la tarde, y reivindicaron su derecho a expresarse como cualquier otra pareja heterosexual con prolongados besos en la boca.Aunque, en general, a las lesbianas no les gusta ostentar su condición, son conscientes de que el movimiento todavía precisa de una cierta dosis de provocación y autoafirmación pública como ariete contra los prejuicios de la sociedad frente a ellas. Consideran que el lesbianismo sigue siendo "el tabú de los tábúes", hasta el punto de que la sociedad ha llegado a tolerar el derecho a la homosexualidad masculina, aunque sea con reticencias y considerada como una desviación, pero se resiste a conceder el mismo derecho la homosexualidad femenina.

Por eso, cuando en 1981 fue creado el Colectivo Feminista de Lesbianas de Madrid, a raíz del Primer Encuentro de Feministas Lesbianas de España celebrado en junio de 1980, el grupo se marcó tres objetivos prioritarios: la creación de un espacio propio que facilitara la autoafirmación personal de las lesbianas y les permitiera vivir su opción de forma desinhibida y con alegría; incidir en el movimiento feminista para lograr que éste asumiese plenamente la defensa del lesbianismo como una opción sexual tan posible y legítima como cualquier otra para todas las mujeres; y, finalmente, actuar como colectivo ante la opinión pública en defensa de sus intereses.

Con idénticos propósitos fue creado hace un año el Grupo de Feministas Lesbianas de Barcelona, en el que participan asiduamente entre 30 y 40 lesbianas, algunas de ellas también militantes de partidos políticos extraparlamentarios. De momento, se encuentra en fase de consolidación y todavía no ha abordado plenamente el trabajo de elaboración teórica, aunque ya se apunta que uno de los centros de la discusión será, con toda probabilidad, la disyuntiva de si el lesbianismo es una opción política o una opción personal y qué tipo de vinculación debe tener con los movimientos sociales, cuestión de la que los colectivos se escabullen tanto como pueden, puesto que no tiene fácil respuesta.

Las autónomas

Existen además de estos colectivos, algunas organizaciones completamente autónomas, sin ninguna vinculación orgánica con el movimiento feminista, aunque colaboran con él en algunas campañas públicas. Se trata de colectivos menos numerosos y más dispersos, entre los que destacan dos con sede en Barcelona: la Red de Amazonas y el Grup de Lluita per l'Alliberament de la Dona, cuyas siglas, GLAL, son de tan dificil retención que sus integrantes ya han anunciado para las jornadas del próximo fin de semana la sorpresa de un nuevo nombre.Este es, seguramente, el colectivo lésbico más antiguo. Fue creado hace ocho años y participa en la Internacional Gay. Ha colaborado en numerosas ocasiones con el FAGC (Front d'Alliberament Gay de Catalunya) y ha desarrollado un intenso trabajo teórico, especialmente en lo relativo a las discriminaciones legales contra las lesbianas.

La Red de Amazonas es un colectivo muy diferente a los anteriores. Se trata, en realidad, de un servicio de conexión entre las lesbianas de toda España. El grupo Amazonas, con sede en Barcelona, tuvo desde el principio una constante relación con las organizaciones de lesbianas de otros países y decidió crear la red de conexión para divulgar la gran cantidad de documentación y trabajo teórico elaborado en el extranjero. La creación de la red obtuvo su impulso definitivo en el Sexto Encuentro de Feministas Independientes, celebrado en mayo del año pasado en Ciudad Real.

Del grupo Amazonas ha surgido un nuevo colectivo estable, creado en noviembre pasado, el Grupo de Estudios Lesbianos, que se reúne semanalmente en el Centre de Dones de Barcelona. Esta corriente no acepta la doble militancia y plantea la necesidad de que las lesbianas elaboren un nuevo análisis de su situación diferente del análisis feminista. Acusan a las feministas de haberse ocupado hasta ahora exclusivamente de la mujer desde la óptica heterosexual y reclaman un nuevo enfoque, en el que la opción lésbica constituya el punto de mira principal.

Mónica Witting

Uno de los puntales de esta opción es el trabajo teórico de Mónica Wittig, escritora francesa de 50 años, afincada en Los Ángeles, cuyas obras, de gran calidad literaria, tienen una gran influencia, más allá incluso de los grupos de lesbianas y del movimiento feminista. Fragmentos de algunos de sus libros -Las guerrilleras, El borrador para amantes o su primera novela Oponax- fueron fotocopiados y distribuidos entre los grupos españoles bastante antes de ser traducidos al castellano por importantes editoriales.

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