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Una familia recupera en el Rastro y en varias tiendas el botín de los ocho robos que sufrió

Amelia Castilla

Una familia ha conseguido recuperar en el Rastro y en tiendas de anticuarios de la calle del Prado el 95% de los objetos que les habían sido sustraídos de un chalé de su propiedad. Pese a que habían presentado las correspondientes denuncias, la familia decidió buscar lo robado por su cuenta y lo encontró. Dos policías amigos de la familia colaboraron en la recuperación de los objetos. Entre ellos se encuentran un Cupido de 200 kilos de peso, cómodas antiguas, espejos y colecciones de monedas.

"Es una putada verse obligado a hacer una cosa así. La verdad es que te sientes bastante incómodo", aseguró tras su experiencia C. G. H., uno de los miembros de la familia afectada. C. G., que es profesor de la facultad de Ciencias Políticas, no sospechaba que entre sus aficiones tuviera cabida la investigación policial hasta que robaron por octava vez en el chalé propiedad de sus padres.La mansión, de 20 habitaciones, habitualmente deshabitada, está situada en una zona céntrica de Ávila. Las verjas metálicas y las cerraduras no impidieron que poco a poco fuera desapareciendo del domicilio la mayor parte de los muebles antiguos y objetos de valor que la familia guardaba allí.

Detenidos, pero sin botín

Después de cada uno de los robos, la familia presentó la correspondiente denuncia, e incluso se detuvo a los supuestos autores, tres jóvenes de la ciudad de Ávila que se encuentran en libertad bajo fianza. Pero lo robado no aparecía.La familia decidió hace unos 15 días ponerse por su cuenta a buscar los objetos sutraídos. "Lo hicimos por una cuestión sentimental", explicó C. G., "la mayor parte de las cosas eran de mis padres y, aunque ninguno de los dos vive, ellos los tenían en gran estima". Sin ningún criterio comenzaron a visitar las tiendas de anticuarios.

El primer día encontraron en el Rastro algunas figuras de bronce y un Cupido de al menos 200 kilos de peso que les había sido sustraído del jardín. "Mis hermanos también encontraron bastantes objetos en otros establecimientos", aseguró. "Inmediatamente me presenté en la comisaría y les informé de que había reconocido objetos que me habían robado, pero ningún agente podía acompañarme. Decidí entonces acudir a dos policías a los que había conocido anteriormente con motivo de un atraco y les expliqué lo que me ocurría", dijo.

Desmayo

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La colaboración de estos policías fue fundamental para recuperar lo robado. Los agentes acompañaron a la familia a las distintas tiendas e intervinieron los objetos que acreditó como propios.En el curso de la investigación "hubo de todo", según los afectados. La propietaria de una tienda de antigüedades se desmayó cuando los policías identificaron los retratos que tenía en el escaparate como los de los abuelos del joven que les acompañaba.

"La mayor parte de los establecimientos", aseguró C. G., "no tenía el libro de registros, y los que lo tenían era un desastre. Algunas de las cosas figuraban en el registro de entrada con fechas anteriores al robo y se desconocía a la persona que los había vendido".

C. G., que se muestra satis fecho del resultado obtenido tras sus pesquisas, aseguró también: "Es desalentador que hayamos sido nosotros los que hemos tenido que dirigir las investigaciones".

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