Los países latinoamericanos piden soluciones ecónomicas para evitar la inestabilidad democrática

Los Gobiernos de América Latina y del Caribe representados en la reunión extraordinaria de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), celebrada a lo largo de la semana pasada en México, suscribieron la llamada Declaración de México, en la que advierten el peligro que corren los procesos de consolidación democrática si no se adopta una serie de medidas económicas que eviten una mayor inestabilidad social y política.

La Declaración de México, que ya llevaban elaborada los países latinoamericanos y del Caribe, constituye el núcleo central de la conferencia extraordinaria de la CEPAL, organismo dependiente de la ONU. Además de los países latinoamericanos y del Caribe, también pertenecen a la CEPAL Estados Unidos y Canadá, por la proximidad geográfica a la región, y cinco países de la Comunidad Europea (Reino Unido, Francia, Países Bajos, Portugal y España), por su condición de viejas potencias coloniales.La CEPAL celebró su conferencia extraordinaria en México por una iniciativa del presidente mexicano, Miguel de la Madrid, que inauguró la sesión ministerial con un discurso, en el que propuso un decálogo de medidas. Contiene el decálogo del presidente mexicano tonos diferenciados a la hora de repartir responsabilidades y proponer soluciones. Esto parece una consecuencia de los acuerdos conseguidos por México con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial y la banca internacional, y responde también a la política seguida en los últimos años por el Gobierno mexicano.

Entre el decálogo de De la Madrid, destacan las referencias a que "debe promoverse la plena aceptación por parte de los bancos acreedores de su corresponsabilidad en la generación y solución del problema de la deuda"; "debemos redoblarlos esfuerzos de modernización y cambio estructural de nuestro aparato productivo para poderinsertarnos eficientemente en los nuevos patrones industriales y las nuevas corrientes comerciales de la economía mundial"; "debemos seguir revisando el tamaño, las formas de intervención, los niveles de productividad del sector público para liberar recursos, deseen.tralizar decisiones y, a la vez, garantízar los compromisol; fundamentales del Estado", y "debemos impulsar la íntegración económica entre los países de América Latina y el Caribe".

El lastre de la deuda

El secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, que también participó en la ceremonia inaugural, señaló que el problema de Centroamérica, "es un ejemplo de cómo problemas de carácter interno, surgidos de estructuras políticas y sociales injustas, se agravan como consecuencia de injerencias externas, que acaban por insertarlos en el marco de la pugna Este-Oeste".

Constató el secretario general de la ONU que en América Latina se ha perdido toda una década, y apoyó su tesis en el dato de que "para América Latina y el Caribe en su conjunto el producto interior bruto por habitante a finales de 1986 apenas equivalía al nivel registrado en 1978".

El canciller uruguayo, Enrique Iglesias, que durante varios años desempeñó el cargo de secretario ejecutivo de la CEPAL, presentó un panorama de la situación y los desaflos que afronta la región, más allá de la crisis de la deuda externa. Se refirió Iglesias a la, "precipitación de tres crisis": 1) Las viejas contradicciones del desarrollo de Latinoamérica de la posguerra con la desarticulación de sectores productivos y el estallido en los años setenta, que quedó diferido por el recurso al endeudamiento. 2) El lastre que supone la. deuda exterria, que actualmente alcanza casi los 400.000 millones de dólares. 3) El desafío del futuro y la necesidad de América Latina de engancharse al avance tecnológico, del que no deberá quedar excluida.

Alabó el canciller uruguayo el alto grado de responsabilidad con que la región afrontó la crisis ante la comunidad internacional. Señaló Iglesias que "no hay escapismo. Gran parte de los males tienen que ver con nuestra propia reisponsabilidad", y mencionó las "duras lecciones recogidas de la experiencia". Iglesias dijo que el desarrollo ya no es un proceso lineal y no bastan los esquemas simplistas basados en el capital y el trabajo, sino que hoy día hay que tener en cuenta la ¡mportancla decisiva de elementos residuales como la educación, actitud ante el trabajo, etcétera.

Sobre el papel del Estado, Iglesias se pronunció por una revisión para no caer en el simplismo de decir que todo lo que hace el Estado es malo, pero tampoco para decir que el Estado es bueno por sí mismo. También aludió Iglesias a que el sector privado ha vivido en América Latina al amparo del proteccionismo, y expuso la necesidad de "crecer-exportar-pagar".