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La Prensa soviética reconoce que hubo víctimas en los sucesos de Alma Ata

Pilar Bonet

La Prensa soviética, por primera vez, reconoció ayer la existencia de muertos en los disturbios nacionalistas del pasado diciembre en Alma Ata, la capital de Kazakistán, tras el cese del líder del partido, el kazako Dinmujamed Kunaev. Un colaborador voluntario de la policía, citado como A. Savizki, un trabajador de televisión de 28 años, pereció en los conflictos del 17 y 18 del mes pasado, según señalaba ayer el semanario Literaturnaia Gazeta.Entre los policías y los druzhiniki se registraron "muchos heridos", pero entre los alborotadores no hubo víctimas, según el semanario. Los druzhiniki son los colaboradores policiales civiles, que habitualmente patrullan con un brazalete rojo sobré sus ropas de calle y se encargan del orden público.

Según Literaturnaia Gazeta, muchos de los participantes en los sucesos han sido ya castigados, bien con su expulsión del Komsomol (la organización juvenil del partido) o de los centros de enseñanza. Otros han sido llevados a los tribunales por "gamberrismo premeditado" y por organizar "desórdenes masivos".

El fiscal general de Kazakistan, Galim Elemisov, fue apedreado por los manifestantes, según el periódico, después de haber intentado convencerles durante dos horas para que se disolvieran.

Durante 10 horas, siempre según Literaturnaia Gazeta, la gente desafió agresivamente las invitaciones policiales. Fuentes occidentales señalan que el número de muertos puede rondar la, treintena, según testimonios llegados a Moscú desde Kazakistán.

Elemisov descalificaba la "ola de rumores" circulantes y afirmaba que los "organizadores" de los sucesos dan "detalles dramáticos con la esperanza de incitar los sentimientos nacionalistas de-los jóvenes inmaduros".

Autocrítica pública

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La intelligentzia oficial de Kazakistán ha comenzado una autocrítica pública que se reflejaba ayer en las, páginas de Trud, el diario de los sindicatos, donde el líder de la Unión de Escritores de Kazakistán, Olzhas Suleimenov, entonaba el mea culpa por las deficiencias en el trabajo ideológico."A menudo evitamos los temas agudos. Hablamos del sentimiento de orgullo nacional, olvidando a menudo que la conciencia nacional moderna no puede sentirse sin el sentimiento de clase". Suleimenov afirmaba que entre los jóvenes hay quien no distingue entre "la dignidad nacional" y el "nacionalismo vulgar pequeñoburgués". ,

Suleimenov se refería a la falta de personajes obreros y rusos en la literatura kazaka y lamentaba que los escritores locales escriben de personajes kazakos ambientados en entornos rurales y no en empresas industriales estatales. "La mayor parte de los que salieron a la calle en aquellos dos días de diciembre simplemente no comprendía la pérdida que pueden ocasionar a la amistad del gran pueblo ruso con otros pueblos de nuestra patria".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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