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Francia va recuperando la normalidad tras casi un mes de huelgas

Lluís Bassets

La huelga de los servicios públicos franceses, iniciada en los ferrocarriles el 18 de diciembre y en los transportes urbanos y electricidad el 6 de enero, llegó ayer a su punto más bajo, próximo ya a la terminación, con la limitación de la movilización a un 20% o un 30% de las plantillas de las empresas afectadas. La circulación de trenes es casi informal en muchas regiones, y ayer mejoró sensiblemente la circulación de autobuses y metro. El suministro eléctrico está normalizado.

Sólo la Confederación General de Trabajadores (CGT), de tendencia comunista, mantiene en alto la huelga, en espera de encadenar los restos de la movilización con nuevas paralizaciones, previstas en la Administración del Estado a partir de mañana, y en la enseñanza a finales de mes. También en el sector de la siderurgia y minería se esperan movilizaciones vinculadas a los planes de reestructuración, que prevén la eliminación de numerosos puestos de trabajo.El balance de las huelgas se salda, de momento, con una clara victoria del Gobierno conservador, que ha conseguido aguantar a pie firme la embestida de los asalariados del sector público en petición de remuneraciones superiores a las previstas en los presupuestos del Estado. Los derrotados son, antes incluso que los trabajadores, los sindicatos, que no han sido capaces ni de encabezar el movimiento ni de domesticarlo, y han demostrado su falta de adecuación a la realidad de las preocupaciones del mundo laboral, que han desbordado sobradamente el marco sindical La CGT y el Partido Comunista han conseguido capitalizar momentaneamente su dureza sindical (el líder comunista Georges Marchais ha subido tres puntos de popularidad), pero el Gobierno ha sacado mayor tajada todavía, al presentar ante la opinión un culpable de los problemas sociales. La Prensa conservadora ha ido incluso más lejos, al apuntar la existencia de una auténtica conspiración trotskista.

A la victoria política del Gobierno se añade una cierta victoria psicológica, que explicitaba un sondeo de Sofres-Le Figaro. Un 55% de los franceses considera que el movimiento de los últimos días ha significado un abuso del derecho de huelga, frente al 37%, que mantiene la opinión contraria. Un 50% está de acuerdo con el Gobierno en limitar drásticamente los aumentos salariales de los trabajadores de servicios públicos. Un 37% de los encuestados considera que el derecho de huelga debe ser restringido; un 9%, eliminado, y un 46%, mantenido.

Los llamamientos realizados por diputados de la mayoría para protestar por las huelgas y las manifestaciones del lunes han conseguido crear un estado de opinión que pone seriamente en duda el derecho de los trabajadores a realizar huelga en caso de discrepancia con sus empresas sobre condiciones salariales y de trabajo.

Otros elementos del sondeo revelan la complejidad del estado de opinión creado por los conflictos. Un 58% de los consultados está de acuerdo con la entrevista que mantuvieron los ferroviarios huelguistas con el presidente de la República, François Mitterrand, el 1 de enero. Sólo un 24% coincide con el Gobierno en su censura al gesto.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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