Yugoslavia comienza el año con la mayor inflación de Europa
Yugoslavia entra en 1987 con la inflación más alta de Europa (89 puntos oficialmente) como síntoma resumen de una crisis que dura desde 1980 y que se ha engullido el 50% del poder adquisitivo que los yugoslavos tenían hace seis, años. El año que terminó tuvo algunos resquicios de esperanza respecto a la depresión generalizada de los anteriores. Los salarios reales han empezado a subir, aunque mínimamente, y se han logrado pagar 1.000 millones de dólares de deuda exterior, cifrada ahora en algo menos de 19.000 millones.Yugoslavia empezará a funcionar fuera de la emergencia económica cuando no dedique al pago de los intereses y el principal de su deuda más del 25% de sus ingresos en divisas. En 1986 ha destinado a ello el 44%. de sus ingresos, y en 1987 espera no tener que destinar más que el 38,5%.
Sobre los temas económicos capea la amenaza de la proliferación de huelgas, que por ahora. son fenómenos aislados, pero mucho más frecuentes que antes. Al haber emprendido el país en 1986 la vía de una tenue recuperación salarial, un nuevo deterioro tendría consecuencias desestabilizadoras, a las que todos temen. Ni prohibida ni legalizada, la hueIga es simplemente tolerada.
Los salarios quedarán congelados al nivel del último trimestre de 1986 y sólo podrán aumentar al ritmo de la productividad del trabajo. El 54% de los artículos seguirá sometido al control de precios, y otro porcentaje importante tendrá que solicitar un permiso de alza de precios, fácilmente obtenible.
Descontento con la CE
Los yugoslavos están descontentos de su última tanda de conversaciones con la Comunidad Europea (CE), organismo en el que tienen un estatuto definido como sui géneris desde 1980. Con el Comecon, asociación económica de países socialistas, Yugoslavia tiene una excelente cooperación, aunque las exportaciones al Este han disminuido este año en un 7,5%.Saben en Belgrado que la crisis es esencialmente estructural y que se impone una revisión a fondo del tinglado de la autogestión. Tanto el Fondo Monetario Internacional como los políticos más centralistas están de acuerdo en la necesidad de que Yugoslavia se desfederalice económicamente. Lo único que en este país está económicamente federalizado son las pérdidas, dándose el caso de que tres de los ocho entes autónomos (Macedonia, Montenegro y Kosovo) están en bancarrota financiera y necesitados de ayuda estatal.
"No tengo derecho a nombrar gente idónea, no me dejan distribuir ni cambiar, pero todos los días leo que los culpables de los fracasos son los directores de empresa", se quejaba el director de una firma farmacéutica, amordazado por el feudo de la autogestión. En cuanto a la federación, los entes autónomos anteponen a menudo designios políticos nacionalistas a la lógica de la ganancia sin fronteras.
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