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Tribuna:LA DESPEDIDA DE 1986 DE HELMUT KOHL
Tribuna
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El desliz del año que ya existió

En la larga o larguísima historia del espionaje y del contraespionaje alemán -género literario en el que uno puede encontrar de todo, desde historias de nazis engañados hasta espías que se cuelan en el sombrero de Brandt y van con él, en plan fotocopiadora, a todas partes, pasando por secretarios borrachos que venden información para comprar vino- ha aparecido, cuando ya nadie se lo esperabá, una variante nueva, que podríamos denominar chusca y que no tenía hasta ahora marca de propiedad ni registro público, consistente en que una mano negra, y no la de Marx precisamente, hace desaparecer una casete de vídeo en la que el cancüler Kohl deseaba a su sufrido y castigado pueblo un feliz y próspero año nuevo, cosa que, naturalmente, ni ellos mismos iban a creerse.Que el desaguisado le haya ocurrido al canciller Kohl, y que la nueva variante haya que inscribirla a su nombre, no tiene nada de inesperado ni de sorprendente, ni menos todavía de suceso casual o perteneciente al orden puramente aleator rio, sino que, más bien, habría casi que atribuirlo a la lógica de la historia, bichejo muy listo y avispado que a veces incluso sabe lo que hace. Más que nada porque ya hace mucho que este canciller ha entrado -y en este caso, como excepción que confirma la regla, por derecho y méritos propios- en la historia como el canciller especializado en cosas raras, especialidad en la que indiscutiblemente ha sido~ hasta ahora, y probablemente por los siglos, el más grande.

Desatinos

La lista de desatinos y deslices del susodicho es más larga que el Espasa~ y la historia de sus desatinos es mucho más larga y alargada que la del ciprés y hasta que la del espionaje, lo que ya es decir,. y que va desde anunciar a bombo y platillo la homosexualidad de un general de cuatro estrellas hasta comparar a Goebbels con Gorbachov, y, por supuesto, sin que pase nada. 0 sea, que con él llegó el escándalo. Pero ¿qué es todo eso frente a una cara rosadita, sonriente, mofletuda y confiada?, ¿qué vale hoy en la política la realidad frente a la cara (dura) Nada. Eso.

En ese gancho precisamente, en el del escándalo, y más concretamente en el del escán_dalo intelectual, es donde hay que colgar todo el acontecer de este canciller-fenómeno y a la vez fenomenal. Que un pueblo tan postrado y entregado a la adoración del mito de la capacidad se las perdone todas a uíl canciller que es la imagen misma de la incompetencia y de la incapacidad entra ya en el reino de lo abracadabrante, o sea, en el de lo que es- la leche. Que a un pueblo duro como el pedernal y que jamás entrega una lágrima de más al incompetente, al que toma por una especie de torcedura genética de la raza, le entre una especie de cosquilleo misericordioso cada vez que las incapacidades de otros -por ejemplo, las de un programador de televisión- le perjudican hay que contarlo entre los misterios más misteriosos de la vida y de la raza alemanas. ¿Será acaso un acto hermoso y a la vez barato de defensa del inválido?, ¿será un resto de sentimentalidad humanista o humanoide en un país entregado a la tecnificación y al rendimiento? Cualquiera sabe. Pero, sea lo que fuere, a este señor todoslos desatinos propios le pasan por el cuerpo sin tocarle ni mancharle, y los ajenos no hacen más que hincharle la papada política, es decir, los votos, 0 sea, que el canciller Kohll ~como Alicia, hace ya mucho tiempo ue está al otro lado del espejo. T,ste es una especie de canciller por la gracia de Dios, al que, pásele lo que le pase, no le abandona la gracia del pueblo, que se pirria por votarle. No sabe el desvalido pueblo que este niño grande, de cara redondita y apaisada, es un perro muy viejo de la política que aprendió un día dónde estaba la mayor gracia política de todas las que le adornaban: aparentar ser todavía más inútil e incapaz de lo que es en realidad. Con lo que logró así matar dos pájaros de un tiro: que la gente le vea bueno e ingenuo y que los tirios y los troyanos, o sea, los amigos y los adversarios, tiendan inconscientemente a infravalorarlo. Detrás de tanta incapacidad, aparente y real, hay mucho más cálculo político, y mucho más fino, de lo que parecen creer pueblo, amigos y extraños.

A la vista de todo eso, no se entiende muy bien a qué viene tanto escándalo por culpa de una felicitación y de una cinta. ZEs que quien compara, tan campante, a Goebbels y Gorbachov y mete a la política exterior alemana en una. de sus crisis más peligrosas de los últimos años va ahora a escandalízarse y a pedir cabezas porque sus conciudadanos han oído 86 en vez de 87, cuando él nunca ha dejado rodar ni la suya ni otras por fallos mucho más clamorosos? Así que, ingenuidades aparte, y tenga por causa el error, la incapacidad o la mala intención, el asunto-no tiene en sí, y contra lo que quiera argumentarse, mayor importancia política: con casete o sin casete, Rau es poco menos que un cadáver político, y una felicitación navideña no va a resucitarle. Kohl va a ganar las próximas elecciones. Eso lo sabe él; lo sabe su portavoz, que dejó pasar sin darse cuenta la comparación con Goebbels, y lo saben hasta las niñas de la Cruz Roja. La clave habrá que buscarla más bien por otro sitio, y seguramente en intenciones de fondo mucho más astutas.Hipótesis

Una posibilidad: quizá lo que quiera conseguirse sea romper precisamente uno de los últimos bastiones televisivos que se oponen todavía al avance del conservadurismo: la ARD, que, como es sabido, es más bien pro socialdemócrata, y que, como se sabe o se debería saber, está amenazada de desaparición. Cualquiera- sabe si todo lo que quería esa mano negra que surgió en medio del juego -sea por casualidad, mala intención o por un acto de espionaje político a lo Irangateera precisamente darle a cierta tele ese último puntillazo. Y fuera por error, por intención aviesa o por trampa política -lo que, para el caso, es irrelevante-, una cosa estaba ya clara:, que un perro tan aparentemente inocente y a la vez tan viejo como no iba a dejar pasar en vano una ocasión tan de oro para dar con la mejor disculpa ese último puntillazo. Y aquí paz y después gloria. 0 sea, 104 ,años de conservadurismo y depoder. Es decir, lo mismo, lo mismo que el magiclick.

Luis Meana es profesor de Filosofia en la universidad de Trier (Tréveris), en la República Federal de Alemania.

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