El movimiento estudiantil

Francia ha vivido durante unos días la grave polémica sobre la conveniencia o no de la ley de universidades e institutos. Los estudiantes se ha movilizado y han llevado a la memoria de todos el mayo del 68. Chirac se ha visto obligado a admitir la dimisión del ministro autor del proyecto, Alain Devaquet, y a dar marcha atrás no sólo en éste sino a otros proyectos, con la oposición de algunos miembros de su propio Gobierno y cediendo a las presiones de la calle. Con los datos; en la mano me ha sido del todo imposible evitar extrapolar una situación así al Estado español. En primer lugar, he encontrado una diferencia fundamental de consciencia, no ya entre los estudiantes sino entre la sociedad en que éstos se mueven, sociedad que en Francia ha apoyado a sus estudiantes.También me ha llamado la atención la visita que el presidente de la República ha hecho a los familiares de uno de los dos jóvenes muertos, osando calificar su muerte de "injusticia". A mi memoria no se le ocurre ningún momento en que, no ya el presidente del Gobierno, sino cualquier autoridad de importancia estatal se haya idignado a visitar a alguna de las víctimas de los aquí tan frecuentes excesos policiales.

Con todo esto, me pregunto qué es Europa y, asimismo, si los ciudadanos de este santo Estado somos europeos de verdad, para poder disfrutar de dimisiones y marchas atrás forzadas por la movilización popular, o si sólo somos europeos para recibir, multiplicados por tres o cuatro los golpes de porra y los botes de humo policiales.-