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Aquino se reúne con la guerrilla comunista de Filipinas en un clima de pesimismo

La discusiones previstas entre el Gobierno de Corazón Aquino y la guerrilla comunista sobre el futuro de Filipinas se abrieron ayer, con posiciones tan diametralmente opuestas que se ve con pesimismo la posibilidad de un final definitivo de una guerra que dura 18 años.

Representantes del Frente Democrático Nacional (FDN, portavoz político de la guerrilla) y del Gobierno, que desde el pasado día 10 mantienen un alto el fuego, se reunieron ayer para fijar un orden del día de lo que serán unas difíciles negociaciones. Los rebeldes pretenden que en las conversaciones se trate de la eventual negativa a pagar la deuda externa de Filipinas (26.000 millones de dólares, cerca de 3,5 billones de pesetas) y el cierre de las bases militares norteamericanas instaladas sobre suelo filipino.

Según declaró el principal negociador por parte del Gobierno, Teofisto Guingona, las negociaciones deberán abordar también reformas económicas y sociales.

Guingona manifestó que el Gobierno tiene actualmente una posición contraria a las principales demandas de las guerrilla que pide también la formación de un Gobierno de coalición y la integración de los guerrilleros del Nuevo Ejército del Pueblo (NPA) en las Ferzas Armadas regulares.

El Gobierno de Aquino intenta plantear la negociación con la guerrilla como una oferta de paz en la que los rebeldes obtienen su reintegración en la sociedad a cambio de la entrega de las armas.

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