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Guerra viaja a Argelia para promover una mayor cooperación bilateral

El vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra, inicia hoy una visita oficial de 48 horas a Argel, que tiene como objetivo el reequilibrio de las relaciones políticas y la apertura de un nuevo proceso de cooperación entre ambos países. El terrorismo de ETA, la actual política de Madrid respecto al Frente Polisario, la presencia de miembros de la oposición argelina en territorio español y la seguridad en el Mediterráneo constituirán los ejes básicos de las discusiones de Guerra en Argel, cuya visita es calificada aquí de "eminentemente política".

Con esta visita se da por cumplido uno de los tres deseos o gestos que esperaba del Gobierno español este país magrebí tras la crisis -"vacío o malentendido"-, según la peculiar interpretación de Argel desatada a consecuencia de la expulsión de Madrid de los representantes del Polisario (septiembre de 1985). Argel ha venido insistiendo en que cualquier restablecimiento de contactos con el Gobierno español debería desarrollarse junto al diálogo político (PSOE-FLN), para lo cual el interlocutor es Guerra y no, como es lo habitual dentro de la diplomacia española, el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez.La presencia de Guerra en Argel, que mantendrá diferentes encuentros de trabajo con el responsable del secretariado permanente del FLN, Mohamed Cherif Mesadia, y será recibido en audiencia por el presidente- de la República, Chadli Benyedid, permite, a juicio de observadores consultados, aventurar al menos una voluntad de desbloqueo. Esto permitiría al Gobierno español pasar a controlar, lo que no ocurre ahora, el caso Txomin Iturbe, dirigente etarra con libertad de movimientos en Argelia, a quien se le considera aquí un refugiado político que puede entrar y salir del país cuando le plazca.

Sin embargo, un cambio de actitud argelina en cuanto a este caso concreto del dirigente de ETA, difícilmente podría estar al margen, en opinión de los observadores consultados, del actual momento de la relación Madrid-Frente Polisario. Argel aplaudiría, y así lo desea, un encuentro de Guerra con un responsable de la organización saharaui, lo que aquí no se descarta y, es más, no se desmiente, máxime en un momento en que ha quedado al descubierto una importante operación de venta de armas de España a Marruecos, de alrededor de 30.000 millones de pesetas. Todo esto pasaría también por la obtención de un compromiso, por parte de Madrid, de que se va a perseguir (con el mismo énfasis que se sugiere a Argel la cuestión etarra) a la oposición argelina instalada en España.

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