Vivir en Chile

Con sorpresa, no exenta de cierta indignación, he leído la crónica titulada Chile, viaje a los infiernos, de la cual es autora Maruja Torres. Mi indignación nace del sesgo subjetivo y negativo de la crónica de su enviada especial.En ese viaje a los infiernos, ha podido desplazarse libremente por todo el país, entrevistarse con todo tipo de personas, incluidas autoridades del Gobierno y personas vinculadas a la oposición. Omite la señora Torres referencias a los ingentes esfuerzos del actual Gobierno de mi país para solucionar y mejorar situaciones sociales que han afectado por mucho tiempo a Chile. Omite decir que el actual Gobierno destina más del 50% de su presupuesto en el área denominada social, que comprende educación, salud y vivienda, entre otros, situando al Chile de hoy con indicadores de alfabetismo, mortalidad infantil, atención médica, nutrición, etcétera, a niveles comparables a los de muchos países europeos.

Omite los logros y avances de un proceso económico que ha permitido un crecimiento sostenido del 5% anual, un control de la inflación y un descenso de la tasa de desempleo del 21% al 11 % en los últimos tres años, y el pago íntegro y oportuno de sus compromisos internacionales, rebajando su deuda externa, algo inusual, en 1.224 millones de dólares, hechos de todos conocidos y reconocidos por organismos internacionales de la solvencia del Banco Mundial o la CEPAL.

En la intención de demostrar en su crónica una situación distinta a la realidad, al criticar no sólo al Gobierno, sino a los chilenos en general, cae en contradicciones evidentes, al reconocer, al final de la misma, que "un fuerte porcentaje de la población ve en Pinochet a su salvador". Ésa es la realidad de Chile. Un Gobierno empeñado, en lo político, en llevar al país a la democracia plena, a través de un claro y preciso proceso de transición, y en lo social, dar el máximo de bienestar a la población, amparado en un proceso económico sano.- Embajador de Chile.