La doctrina española

"España comparte el más ambicioso proyecto en materia de desarme que pueda ser aceptable para los países de la Alianza dentro de los términos de una seguridad que nosotros consideramos indivisible y que es la seguridad europea", manifestó ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, al presentar el cuerpo de la doctrina española, al fin, sobre los principales temas que se debaten en la OTAN.Fernández Ordóñez expuso esta doctrina ante el pleno del Consejo del Atlántico Norte, como hizo la semana pasada el titular de Defensa, Narcís Serra, ante el Comité de Planes de Defensa. La posición española es que los tres campos de las negociaciones de desarme -euromisiles, armas nucleares estratégicas y armas espaciales- no deben ligarse artificialmente, por lo que un avance en un campo no debe verse frenado por retrasos en otro área.

España apoya la reducción, en una primera fase, de un 50% de las armas estratégicas de ambas superpotencias. En materia de armas espaciales y de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) norteamericana, España pide el respeto del tratado ABM sobre limitación de sistemas antimisiles balísticos y considera que no deberían desplegarse los eventuales nuevos armamentos sin un acuerdo de los aliados y de la URSS. En cuanto a fuerzas nucleares de alcance intermedio, España defiende la opción cero para Europa, pero habría que incluir restricciones en los misiles de más corto alcance.

En el terreno de las armas convencionales, España se sitúa plenamente en el modelo adoptado por la OTAN el jueves de negociar con el Pacto de Varsovia la eliminación de las disparidades y llegar al más bajo nivel posible. España pone un énfasis particular en la necesidad de una supresión total de las armas químicas. Y aboga por la prohibición total de las pruebas nucleares. España reitera sus quejas a EE UU por la decisión de Washington de no seguir respetando el acuerdo SALT II sobre limitación de armamento estratégico.