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Cesan 12 policías suecos que investigaban el asesinato de Olof Palme

Doce inspectores de policía suecos que investigaban el asesinato del primer ministro Olof Palme han cesado en su trabajo. Aún no está claro si ello obedeció a una dimisión colectiva -esto es lo que señalan todos los indicios- o a una decisión superior de tipo administrativo. Las versiones sobre el hecho difieren según las fuentes, mientras la oposición ha planteado, por primera vez tras nueve meses de investigaciones, que se haga luz sobre el magnicidio, perpetrado en Estocolomo el 28 de febrero pasado.

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El diario socialdemócrata Aftenbladet, recogiendo declaraciones de algunos de dichos policías que no son identificados, afirma en su edición de ayer que se trata de una dimisión, presentada en octubre y hecha pública ahora.La versión oficial de la policía niega que tales dimisiones se hayan producido, y atribuye la decisión de retirarlos del caso a la necesidad de relevar de su tarea a algunos agentes que estaban demasiado quemados tras nueve meses de investigación.

Otras fuentes atribuyen el cese de los 12 policías al malestar existente por filtraciones llegadas a la Prensa.

Según el diario mencionado las razones que, al parecer, han provocado la renuncia colectiva són, fundamentalmente, tres. La primera se refiere al descontento provocado por el tratamiento otorgado a los informes que diariamente transmitían a los responsables de la investigación, y que supuestamente fueron desvirtuados por éstos hasta el pun to de que en las reuniones de evaluación de los mismos resultaban poco menos que irreconocibles para sus propios autores, por lo que éstos decidieron quedarse con una copia. La segunda razón aducida es la prohibición a dichos policías, hombres experimentados en el trabajo de calle, de utilizar sus contactos con el mundo de la delincuencia para buscar algunas pistas en el caso. La tercera se refiere a la existencia de un clima de secreto y falta de confianza entre los diferentes cuerpos policiales.

Al margen de cuál de las versiones manejadas es la correcta, la realidad es que desde el primer momento hubo una falta de entendimiento -cuando no abierta rivalidad- entre los distintos organismos policiales que intervienen en la investigación: la Policia de Seguridad del Estado (SAPO), por un lado, y los demás servicios policiales, por otro; y aun dentro de estos últimos, entre los investigadores de calle y de oficina.

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En el centro de estas disputas, la figura del jefe de la policía de Estocolmo, el comisario Hans Holmer, ocupa un lugar clave. Sus relaciones con la Policía de Seguridad, pese a haber pertenecido a ella, no parecen ser las mejores. Tuvo públicas discrepancias con uno de los fiscales de la investigación. Sus relaciones con, la Prensa tampoco son cordiales, quizá por su reticencia a hacer declaraciones. Se ha mostrado siempre optimista sobre el esclarecimiento del caso Palme y se ha abstenido de señalar especialmente a ningún grupo o servicios extranjeros como presuntos autores del crimen.

La comisión de juristas nombrada por el Gobierno para supervisar la investigación sobre el magnicidio deberá investigar ahora los motivos de las discrepancias existentes en los organismos policiales.

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