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Tribuna:EL OMBUDSMAN
Tribuna
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Las informaciones de EL PAÍS sobre Nicaragua

A primeros del mes de octubre el corresponsal de EL PAÍS en México, José Comas, se trasladó como enviado especial a Managua para cubrir las informaciones sobre el derribo en el interior de Nicaragua de un avión con tres estadounidenses y un centroamericano a bordo, cuyo único superviviente, Eugene Hasenfus, fue juzgado en una reunión cara al pueblo. Han sido numerosos los lectores que han mostrado su disconformidad con el tratamiento dado a ,algunos de los 16 artículos publicados por Comas, y algunas de estas opiniones en contra han sido reflejadas en las Cartas al director. Las quejas llegadas directamente al ombudsman podemos resumirlas en dos: la de Juan Luis Corcobado Cartes, que considera "de poca fiabilidad y subjetivas" las crónicas del enviado especial, y la encabezada por los abogados y parlamentarios autonómicos Francesc Casaresla y Antonio Luchetti y otros 10 letrados de Barcelona, que se lamentan de que este periódico "no haya sido capaz de dotar de rigor y profesionalidad la información sobre el proceso de Nicaragua".Los abogados hacen referencia "como ejemplo" a dos artículos. El primero, del 27 de octubre, cuyo título, Ortega habla de Hasenfus y la gente le recuerda que falta carne y leche, les parece "un premio a la confusión y al amarillismo informativo", y comentan que "es imposible intentar explicar con fortuna la relación existente entre el hambre muy real de Nicaragua, el juicio del mercenario Hasenfus y una sesión de cara al pueblo entre el presidente Ortega y 300 representantes sindicales nicaragüenses. Creemos lícito preguntar si es honesto informativamente mezclar asuntos que nada tienen que ver en principio. ¿No debía su enviado especial interesarse más por lo principal e iniciar su información explicando qué medidas pedían los sindicalistas para Hasenfus?".

José Comas nos envía desde México su defensa a dicha interpelación, que resumimos: "Efectivamente, en la crónica se mezcla todo, porque en la reunión se mezcló todo: el problema de los mataderos de Managua, la falta de productividad y Hasenfus. El valor informativo de la crónica reside en informar que los representantes sindicales, en pleno proceso de Hasenfus y a pesar de la introducción que hizo Ortega, centraron sus preocupaciones en los problemas de cada día que les parecen más urgentes. Las exigencias de los lectores sobre quién financiaba a Hasenfus y la opinión real sobre Hasenfus quedaron recogidas en la abundante información sobre el proceso que salió otros días".

La segunda cita de los abogados contra las informaciones sobre Nicaragua se refiere al artículo del 21 denoviembre, que José Comas firma en Madrid, cuyo título es La Asamblea nicaragüense aprueba la nueva Constitución, subtitulado: 'Tropas del Ejército Popular Sandinista entran en territorio hondureño'. En este tema, los comunicantes son más tajantes y señalan, sorprendidos: "El redactor concede al texto ' constitucional, con menoscabo, la sorprendente calificación de 'horizonte utópico'. Entre las críticas constitucionales a las que muy superficialmente se refiere Comas resulta graciosa, por utilizar un adjetivo suave, la de la ausencia de prohibición de reelección del presidente. Le invitamos a la comparación de un texto similar, en un país europeo, ya que parece más acostumbrado a esa realidad que a la de América Latina". Por último, concluyen: "Desde Madrid, insólitamente, firma la información sin citar ni una sola fuente o agencia, desde allí afirma conocer que 'informes procedentes de Honduras dan cuenta de la incursión en suelo hondureño de unos centenares de soldados nicaragüenses'. El periodista no nos explica qué informes son ésos -sin duda, debía referirse a agencias norteamericanas o tal vez a algún otro tipo de informes 'más secretos'-, pero cita más tarde a 'relatos de testigos, campesinos hondureños huidos...'. ¿Se lo explicaron tal vez por teléfono al señor Comas estos campesinos?".

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Sobre estas objeciones, el redactor de EL PAÍS puntualiza: "Las críticas que escribí sobre la Constitución me parecen respetables. El tema de la reelección era importante, porque había intereses dentro del sandinismo en que se aprobase la no reelección, y esto abría la posibilidad de acceder a, la presidencia a otros sectores sandinistas. Sobre la incursión en Honduras del Ejército sandinista, tienen razón los lectores en la falta de referencia a las fuentes. Pensé que se indicaría al fechar la información que se trataba de un resumen de agencias. En defensa de lo escrito debo decir que conozco a los autores de las crónicas de agencia utilizadas. Una era de Annie O'Connor, corresponsal de Reuter en Honduras, que escribió todo desde Las Trojes, en la frontera con Nicaragua, donde pudo hablar con los campesinos. Conozco a la periodista y sus informaciones me parecieron fiables. Otra de las fuentes era un resumen del jefe de France Press en Costa Rica, a quien también conozco y merece crédito. Se refundió esta información, algo habitual, y creo que tal vez debí citar en el texto el origen de cada dato, pero pensé ,que iría en la fecha de la crónica".

Parece claro que el popurrí informativo de esta crónica adoleció de muchos defectos, todos ellos reconocidos claramente por su autor.

Barahúnda en las elecciones sindicales

Este año, las elecciones sindicales aparecen envueltas entre la barahúnda y la controversia. A la publicidad oficial que destacaba la necesidad de votar se le ha añadido la publicidad de los medios de información, revelando graves incidencias en el transcurso de las votaciones. Los criterios de los responsables de la sección de Economía y Trabajo de EL PAÍS para valorar este tema fueron los de dar exclusivamente aquellas informaciones sobre el proceso electoral que tuvieran especial significado. Esta actitud del periódico es criticada por Florentino Rodríguez, secretario de información del Sindicato Transporte Aéreo (STA), de Comisiones Obreras (CC OO), que muestra su disgusto por el diferente tratamiento dado a las elecciones realizadas en Iberia, Líneas Aéreas Españolas, SA, y califica de "falta de objetividad informativa" que mientras este .diario informó puntualmente sobre el resultado de las votaciones entre el personal de vuelo, que afectaba a 4.000 trabajadores, dondelos candidatos de la UGT obtuvieron la mayoría, no se publicó una sola nota sobre las elecciones del personal de tierra, con una plantilla de 20.000 trabajadores, que elegían a 319 representantes y en las que CC OO obtuvo 109 representantes y UGT 89.El redactor de laboral, Rodolfo Serrano, aclara estas decisiones: "En el caso del sector aéreo de Iberia había varios factores que justificaban su publicación: la importancia del colectivo de pilotos, auxiliares de vuelo, azafatas, no tanto por su numero, sino por la fuerza que tienen en la empresa. Como segundo factor, se encontraba el hecho de que por primera vez concurría UGT en el colegio de los pilotos. Y en tercer lugar, que había aparecido un nuevo sindicato, formado casi exclusivamente por azafatas. Más tarde se vio la imposibilidad de dar datos objetivos dada la lucha de cifras entre ambas organizaciones, UGT y CC OO. Por si fuera poco, una información confusa de CC OO nos hizo dar datos equívocos en Ferrocarriles de Vía Estrecha (FEVE), lo que provocó una rectificación posterior. Al ver que ni siquiera en las grandes empresas era posible evitar la confusión, mis jefes decidieron limitar las informaciones sobre elecciones".

Todo esto se explicó a los responsables de información de CC 00, que, según Serrano, lo comprendieron: "Aparentemente aceptaron nuestras razones. No entiendo que después de ello manden carta de protesta, salvo que busquen una polémica cuya raíz se encuentra en un proceso electoral absolutamente atípico que nos obliga a ser muy prudentes en su tratamiento informativo para no contribuir a la ceremonia de la confusión que los propios sindicatos han creado".

El defensor de los lectores telefoneó el pasado jueves a Florentino Rodríguez, secretario de información del STA, y en cuya sede del STA nos respondieron: "No ha venido. No volverá hasta el lunes".

Invitación para conocer Fuenlabrada

El pasado 6 de octubre el defensor de los lectores recogía en esta columna las quejas de los lectores sobre la carencia de información periférica en la edición madrileña de EL PAÍS. La reacción de la sección de Madrid no se hizo esperar y ahora encontramos en sus páginas el acontecer de esas ciudades que rodean la capital. El 13 de noviembre se iniciaba una interesante serie sobre La inseguridad ciudadana en el cinturón de Madrid, referida a los 12 municipios con mayor índice de delincuencia.En el primero de estos artículos se señalaba la fuente principal del informe, "basado en datos aportados por la Delegación del Gobierno en Madrid según el número de denuncias presentadas", y se deslizaba un importante error al señalar que en Fuenlabrada, "de los encuestados, un 61% consume habitualmente drogas", sin especificar que se trataba de drogas legales como el alcohol, dato que fue rectificado posteriormente en la Fe de errores.

Estos artículos y otros anteriores sobre la localidad tienen una lectura crítica por parte de los habitantes de Fuenlabrada, que se han apresurado a protestar. El resumen de la misiva del alcalde, José Quintana Viar, hace innecesario señalar los 26 escritos firmados por entidades políticas, representantes de colegios públicos y privados, asociaciones y mancomunidades de vecinos, casas regionales y clubes deportivos, entre otros recibidos en el mismo sentido. La disposición de defensa, propia de un Fuenteovejuna, se concreta al señalar el alcalde: "No se puede tomar como parámetro de la delincuencia el número de denuncias habidas, sin desglosar delitos, de hechos civiles. Por otra parte, la comisaría venía recogiendo denuncias cuatro meses antes de su inauguración oficial, y las estadísticas de este tiempo contabilizan tanto el año 1986 como los últimos cuatro meses de 1985, por lo que, en comparación con los balances anuales de cualquier otra comisaría, resulta más elevado el número de denuncias. Aunque en su Fe de errores se rectificó el tratamiento incorrecto de los datos que se toman de una encuesta municipal sobre la juventud, nadie ha hecho un trabajo de contraste, ni se ha pedido la opinión de la ciudad a través de algunas de sus entidades o de representantes del Ayuntamiento, como se ha hecho en otras ciudades mencionadas en estos artículos".

La jefa de la sección de Madrid, Sol Fuertes, se responsabiliza de estos informes, firmados por EL PAÍS, y se limita a señalar que están basados en los datos aportados por la Delegación del Gobierno en Madrid. Al leer los artículos se comprueba que, efectivamente, en otras localidades madrileñas se buscaron los testimonios de distintas personalidades del lugar, y es precisamente en Fuenlabrada donde no hay ninguna referencia personal ni busca de otras fuentes, como hubiera sido lo correcto.

Por último, José Quintana hace un ofrecimiento al periódico en nombre del Ayuntamiento y las entidades ciudadanas: "Invitamos a EL PAÍS a conocer Fuenlabrada. Seguramente merece la pena, de cara a su habitual rigor informativo".

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