La varita mágica del 1992
Desde el momento en que se dePasa a la página siguiente Viene de la página anterior
cidió que Barcelona albergará los JJ OO, todo lo relacionado con el año 92 ha adquirido niveles de delirio. La realidad es que el 92 es, para bien o para mal, el objetivo de los que quieren una Cataluña catalana, y de los que la querrían hispanoamericanizada; de los que hablan de Jocs Olírnpies, y de los que lo hacen de JJ 00 de la Hispanidad; de los que trabajan para que la catalanidad olímpica sea norma, y de los que quisieran reducirla a simple peculiaridad regional; de los que esperan que el deporte español salga de su atraso, y de los que tiemblan al pensar en la cascada de patrioterismo que acompañará a cada medalla ganada; de los que no dudan en que los JJ OO pueden suponer una proyección universal de Barcelona y de Cataluña, y de los que gustaría que en 1992 "España estuviera de moda"; de los que resucitan la idea porciolana de la Gran Barcelona, y de los que quieren reequilibrar Cataluña; de los que ya hacen números -con la venta pre-olímpica de terrenos y post-olímpica de edificios, y de los que piden soluciones para los barrios; de los que aceptan el desarrollo tecnológico en nombre del progreso, la racionalización y la calidad de vida, y de los que lo imponen para justificar contraprestaciones a los FACA, al proyecto EUREKA o, quien sabe, a la IDS.
Pero si todas esas alternativas generan temor o esperanza, el guarismo también se utiliza para justificar otras cosas, como demuestran las declaraciones de Felipe González sobre la coincidencia con el centenario de la unidad de España. Esta afirmación, heredada de la enseñanza franquista, no ha sido borrada del subconsciente del señor presidente. Por lo visto, la renuncia al marxismo y las razones de Estado conducen a pronunciar "perlas" así, cuando hablar de la unidad de España como algo forjado en 1.492 es absolutamente falso, tanto dialécticamente (no pasó de ser un matrimonio entre soberanos de distintos reinos) como metafisicamente ('Taltaba" Navarra y "sobraban" Nápoles y Cerdeña, por ejemplo).
Hay que poner cada cosa en su momento y su sitio. La exposición de Sevilla ha de favorecer el desarrollo andaluz, y no entro en el grado de españolidad o americanidad que quieran darle. El quinto centenario del descubrimiento afecta a dos continentes y ha de tener su propio ritmo y no ha de interferir ni abarcar los JJ OO, manifestación de carácter más universal y de tradición absolutamente distinta. Lo demás, aparte., Los catalanes, por ejemplo; al margen de eso celebraremos un centenario propio, el de las Bases de Manresa, pero esperamos no tener que hacerlo como alternativa obligada a unas olimpíadas de Isabel y Fernando- De la Entesa dels Nacionalistes d'Esquerrá.
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