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"Recursos espirituales para un mundo más humano"

Juan Arias

J. A.Juan Pablo II, como suele hacer en los países donde los católicos son minoría, lanzó un llamamiento a la colaboración entre los jóvenes de las diversas confesiones religiosas. Durante la misa celebrada en el estadio Ershad de Dhaka, a la que asistieron unos 50.000 católicos y 2.000 musulmanes, el papa Wojtyla, tras haber ordenado 18 nuevos sacerdotes, afirmó que la Iglesia católica tiene en común con las religiones no cristianas "muchos recursos espirituales que es necesario compartir para trabajar por un mundo más humano".

Hablando concretamente de los musulmanes, que en este país son el 90% de la población, dijo el Papa que, a veces, también aquí en Bangladesh, "cristianos y musulmanes se temen y desconfian los unos de los otros, a causa de un pasado de malentendidos y conflictos". Y añadió que los jóvenes, sobre todo, deben empezar a aprender "a respetar siempre el credo religioso de su prójimo y a defender la libértad religiosa, que es un derecho de todo ser humano".

Juan Pablo II empezó ayer este largo viaje con una ceremonia, muy a la inglesa, impecable, si bien no faltaron las danzas tra dicionales.

Por primera vez en los viajes realizados por el Papa, su discur so de llegada -y el del presidente, Hussain Mohamed Ershadno fue pronunciado al aire libre, en el aeropuerto, ante un amplio número de invitados, sino en una salita interna ante un puñado de autoridades.

El presidente dijo al Papa que Bangladesh "ha apostado por el -desarme total" y por la democra cia, y que 1a paz no puede separarse del problema de la seguridad". Mientras el presidente leía su discurso, el Papa, sentado ante una mesa, golpeaba ligera mente con los dedos de la mano derecha su superficie.

Un enviado de la televisiónitaliana le había preguntado durante el viaje qué sentido tenía este itinerario -tan excéntrico", que incluye la miseria de Bangladesh y después la visita a los ricos australianos. Juan Pablo II le respondió que él se sentía "corno el párroco de todo el mundo, un párroco malo y severo".

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Y desde esta segunda Calcuta de Asia, en medio del increíble vocerío de la gente, de los coches y de la marea de ruidos de todo tipo que convierten el día en un imponente concierto las bocinas, el papa Wojtyla afirmó que el papel del hombre es el de "hacer la vida más humana", ya que el hombre, dijo, "es el gran sacerdote de la creación". Y, recordando que estaba en uno de los rincones más pobres y miserables del mundo, habló de la inalienable dignidad del hombre", para añadir que "donde dicha dignidad es pisoteada por la pobreza, por el hambre y la enfermedad, la conciencia del hombre debe despertarse".

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