Esponsoraje'
Los miembros de la Real Academia tendrán ahora otro motivo de queja con este término híbrido que se maneja orgullosamente en los pasillos de ministerios y empresas. El esponsoraje -del término inglés sponsor, que significa patrocinador- quiere en el fondo aspirar a la salud y al prestigio del que gozan estas prácticas en el país norteamericano.En Estados Unidos, las medidas fiscales y legales que estimulan la inversión de entidades privadas en la educación y la cultura han contribuido en gran medida al desarrollo en esos campos.
En la actualidad las fundaciones estadounidenses mueven unos 70.000 millones de dólares (unos 10 billones de pesetas) al año:
Las iniciativas privadas han permitido la creación y consolidación de instituciones tan importantes como la universidad de Harvard o la formación de importantes colecciones de arte y becas de estímulo de la investigación.
La situación del mecenazgo en España sigue siendo muy limitada, pero en los últimos años se ha notado un creciente interés en mejorarla. Tras la entrada en vigencia de la ley de Patrimonio Histórico las empresas pueden deducir de impuestos solamente el 10% de la base imponible por sumas destinadas a objetivos culturales y benéficos, y hasta el 30% de la base imponible por donaciones de bienes de interés cultural, registrados previamente como tales. En ese sentido, lo que se está haciendo es forzar la máquina fiscal adecuada a esta ley de Patrimonio según las necesidades y conveniencias de favorecer la iniciativa privada para el mecenazgo.
La cultura da lustre a sus anuncios, y se trata sobre todo de un asunto de imagen. Pero, aunque la contribución no es totalmente desinteresada, el aspecto filantrópico sigue siendo en muchos casos el objetivo principal, y la inversión no se recobra.
La visión moderna de lo que es una empresa requiere un compromiso más allá del interés puramente económico o mercantil.
Existe una demanda de compromiso real y palapable con la sociedad en la que está involucrada.
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