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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacia el Pacífico

LA RECIENTE decisión de Estados Unidos y de Japón de coordinar sus políticas económicas y mantener la paridad recíproca de sus monedas en el nivel actual marca un hito que no presagia nada bueno para Europa. De hecho, el llamado grupo de los cinco, compuesto por Estados Unidos, Japón, República Federal de Alemania, Francia y el Reino Unido se ha reducido a dos, puesto que los objetivos iniciales del grupo coincidían exactamente con los que acaban de adoptar ahora, bilateralmente, sus dos principales miembros.Es muy probable que las elecciones al Senado norteamericano hayan desempeñado un papel importante en la precipitación con la que se llegó al acuerdo y en el olvido de los socios europeos. En cualquier caso, el precedente creado implica una nueva disminución del papel de Europa y de la CE en los asuntos económicos del mundo.

Las bases del acuerdo se crearon al aceptar los japoneses el relanzamiento de su economía. Las principales medidas que van en esta dirección son de orden fiscal y monetario. El Estado japonés aumentará sus gastos en unos 22.000 millones de dólares (más de tres billones de pesetas) con objeto de reactivar una demanda duramente golpeada por la revalorización del yen. En el ámbito monetario, las autoridades decidieron reducir en medio punto el tipo oficial de descuento, que queda ahora establecido en un 3%. Es cierto que la tasa de inflación es nula en aquel país y que incluso es probable que los precios desciendan en los próximos meses.

Esta actitud contrasta, desde el punto de vista norteamericano, con la mantenida hasta el presente por Alemania, que se ha negado sistemáticamente a reducir el tipo oficial de descuento y a tomar medidas suplementarias de reactivación de su economía. La tesis alemana consiste en afirmar que la tasa de crecimiento de la economía (alrededor del 3% en términos reales) es suficiente y que cualquier intento de forzar su marcha podría desatar de nuevo las tensiones inflacionistas. Contemplada desde España, la preocupación es admirable, puesto que la tasa de inflación en la RFA es nula, como en Japón.

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Estados Unidos necesita que alguien absorba en el mundo el fuerte déficit de sus cuentas con el exterior, y los candidatos más adecuados son la RFA y Japón. Tras el acuerdo con este último país, lo más probable es que pronto asistamos a una nueva oleada de presiones sobre la República Federal de Alemania para que ésta colabore de una manera más decidida en la reducción del déficit exterior norteamericano y, en definitiva, en la eliminación progresiva de los actuales desequilibrios del comercio mundial.

El comunicado conjunto de los ministros de Economía de Estados Unidos y de Japón marca un nuevo paso en el desplazamiento del poder económico desde el Atlántico hacia el Pacífico, y como tal debe preocupar a los europeos. Y ello a pesar de que, desde el punto de vista comercial, la CE continúa siendo, y de lejos, la primera potencia mundial.

La negativa de Bonn a ceder a las presiones de Washington se explica en parte por razones de política interna. Estados Unidos tiene razón al afirmar que la solución de su desequilibrio exterior requiere la colaboración europea y especialmente la de la RFA. Pero hay un problema de forma: la apreciación del dólar se llevó a cabo sin consultar a nadie, y aunque la depreciación ulterior ha sido concertada, la publicidad dada por algunos dirigentes norteamericanos a sus puntos de vista sobre los tipos de interés en la República Federal tiene pocos precedentes en la historia reciente y, es lógico que haya herido muchas susceptibilidades. A nadie le gusta recibir órdenes o que parezca que las recibe, y menos aún en período preelectoral. La lección para Europa es amarga. Al desplazamiento de poder económico hacia el Pacífico se une ahora el sentimiento de que la falta de cooperación con Estados Unidos tiene un precio elevado. La única manera de superar esta situación consiste en fortalecer la CE creando un auténtico espacio económico homogéneo. Del éxito de esta empresa depende nuestro porvenir.

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