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Interrogantes en Francia sobre la liberación de dos rehenes

Lluís Bassets

Las dudas e interrogantes llegan a Francia tras la euforia de la liberación de dos rehenes secuestrados en Líbano, Camille Sontag y Marcel Coudary. El primer ministro, Jacques Chirac, había conseguido acallar las críticas e insinuaciones desde la izquierda y desde su propia coalición sobre la política francesa en Oriente Próximo y sobre sus tratos destinados a conseguir la liberación de los rehenes.

La imagen televisiva de Chirac con los ancianos esposos Sontag emocionados por el reencuentro, convertida en emblema del Estado que vela por sus ciudadanos, se ha sobreimpreso a todas las otras imágenes recientes, en las que Francia y su Gobierno aparecían presos de contradicciones o prendidos en el desaliento y la impotencia.

A pesar de este efecto sobre la opinión pública, algunos comentarios han empezado a señalar las zonas de sombra. El diputado socialista y ex presidente de la Asamblea Nacional Louis Mermaz se preguntó por el precio pagado por Francia para esta liberación y por el peligro de convertir la vida de cualquier francés que viaje por el mundo en valor de cambio para futuros chantajes. Otros se preguntaron por los seis rehenes restantes y por el precio que habrá que pagar para su liberación. El director de Le Monde, André Fontaine, señaló que el Gobierno ha incurrido en numerosas contradicciones.

Personalidades curiosas

Van surgiendo además puntos inexplicados. Marcel Coudary ha contado que poco antes de ser liberado fue visitado en su prisión libanesa por "responsables sirios", lo cual demostraría que el papel de algunos sirios -ya que no de Siria, para seguir la fórmula de compromiso acordada por doce- en el secuestro es más que anecdótico.La personalidad de los dos rehenes liberados no deja de ser curiosa. Camille Sontag es un vendedor de coches jubilado, afincado en Líbano desde hace 40 años. Seguramente es el rehén con menos valor de cambio de la historia de los secuestros libaneses. Marcel Coudary aparece también como un rehén devaluado, cuyo secuestro no se conoció hasta un mes y medio después. La segunda cadena de televisión, Antenne 2, no le mencionaba nunca en su cotidiano recuerdo de la existencia de secuestrados franceses en Líbano.

Su biografía, todavía no aclarada, le vincula con un servicio de protección privado, que podría estar en relación con los servicios secretos franceses. Su información sobre Líbano, sus noticias sobre los otros secuestrados (Coudary ha asegurado que el periodista Michel Seurat no fue asesinado, sino que murió por causas naturales) aumentan el misterio. Como en las mejores novelas de espionaje, la ambigüedad y las contradicciones desdibujan todos los perfiles en blanco y negro. Por su parte, Chirac reiteró ayer en el Parlamento que jamás ha afirmado que Israel estuviera detrás del atentado fallido perpetrado contra un avión israelí en Londres.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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