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Polémica sobre el poder del director escénico

El autor de una obra premiada con el Lope de Vega no reconoce su texto en la puesta en escena

Alfonso Armada

La obra Los despojos del invicto señor, de Lorenzo Fernández Carranza, obtuvo el Premio Lope de Vega en 1980. El premio llevaba aparejado el montaje de la pieza, pero no ha sido estrenada hasta el 7 de noviembre de este año, dirigida por Antonio Andrés Lapeña. Para el autor de la obra, el director "ha entrado a saco en la comedia, como sí hubiera pasado el caballo de Atila", por lo que la víspera del estreno declaró que no asumía el éxito ni el fracaso de la obra, ya que no la reconoce en el montaje del teatro Español. Fernández Carranza estima que lo que piden el director y el adaptador, José María Rodríguez Buzón, es "un teatro de dirección, en menoscabo de un teatro de autor".

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¿Quién es el autor?

Lorenzo Fernández Carranza, nacido en Cejín (Murcia) en 1932, depositó ante un notario de Murcia la versión original y la manipulada para el estreno, pero hasta el momento no ha pensado iniciar acciones legales contra los responsables del montaje de su obra. Para Fernández Carranza, la corriente que busca potenciar la labor del director y el dramaturgo frente a la del autor "no tiene ningún sentido y va a durar muy poco. No respetar el texto de un autor es algo muy grave". "Se ha hecho todo contra mi voluntad", concluye.La dirección de Los despojos del invicto señor fue ofrecida a Antonio Andrés Lapeña, director de la Escuela de Arte Dramático de Sevilla, por Miguel Narros, director del teatro Español, de Madrid. Lapeña reconoce que aceptó la dirección después de acordar con Narros que se hacía cargo del montaje teniendo en cuenta que, "como toda obra, necesitaba una adaptación". Hubo un primer intercambio de impresiones entre autor y director en el mes de junio de este año. Ambos acordaron que se efectuasen pequeñas modificaciones en el texto.

Lapeña se negó a que Fernández Carranza actuara como ayudante de dirección. Al parecer, una de las condiciones que el director puso para hacerse cargo de la puesta en escena fue que durante una primera fase sólo él y su equipo de producción asistieran a los ensayos.

Para Lapeña, "las modificaciones fueron mínimas". Y defiende la labor de su adaptador, ya que "no se ha tratado de un corte, sino de una visión escénica". "La obra", dice, "tenía mucho de literatura y poco de teatro. Se le había premiado por la literatura, no por el teatro. La prueba de fuego de un texto teatral está en el escenario; el texto ha de ser encarnado por los actores. Era necesaria una cierta adaptación". Lapeña estima que la obra no mereció ganar el Premio Lope de Vega.

Para Rodríguez Buzón, los cambios fueron mínimos y "con el consentimiento del autor". "En Europa este tema no se plantearía", dice. "En Alemania, todos los teatros públicos tienen su adaptador, y es un trabajo normalizado". El adaptador cree que lo sucedido con Los despojos del invicto señor es que "el autor no ha participado de la preocupación del director del salto que siempre tiene que producirse entre la escritura literaria y la puesta en escena. Se ha posibilitado ese entrañamiento del actor al enfrentarse con el texto".

El autor, sin embargo, asegura que las modificaciones han alterado sustancialmente el sentido del montaje. "El montaje es completamente distinto de lo que está aquí", dice señalando su manucrito. "El decorado, que es muy bello, no es el de la comedia. Han adaptado la comedia al decorado". Fernández Carranza respeta la labor y el entusiasmo de los actores. "Pero son tan víctimas como yo", dice.

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