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'Domingo rojo' y de difuntos en Cuba

Decenas de miles de cubanos -hasta dos millones, según las cifras oficiales- participaron el domingo en una jornada de trabajo voluntario, un domingo rojo, con motivo del 69º aniversario de la Revolución de Octubre soviética. Al mismo tiempo en el cementerio de Colón, en La Habana, unos cientos de personas visitaban las tumbas de familiares para conmemorar el Día de los Difuntos. Según los obispos cubanos hay 100.000 católicos practicantes en la isla.

Desde días antes los medios de comunicación oficiales se encargaron de crear ambiente para el domingo rojo de trabajo voluntario. El último telediario del sábado interrumpía las noticias con lemas que hablaban de participar: "Todos al domingo rojo. Que este trabajo voluntario sea divisa insoslayable que contribuya a la mayor formacion comunista del puebloEl domingo rojo se presentaba, según el telediario, como "genuina expresión de amistad al pueblo soviético y la gran Revolución de Octubre". La Habana registró una actividad anormal para un día de domingo. Desde primeras horas de la mañana las calles se llenaron de ruidos. Los trabajos consistían sobre todo en labores de limpieza y en adecentar los centros de trabajo. Algunos reticentes comentaban que la jornada de trabajo no era tan voluntaria. "Mira, chico, yo fui porque si no vas te miran mal y luego puedes tener malas consecuencias", comentaba un joven negro que aseguraba ser estudiante, pero que se paseaba por la calle con el aspecto inconfundible de los que esperan la presencia de turistas para cambiar dólares en el mercado negro. La radio criticó pronto que la empresa de autobuses no había tomado las precauciones debidas y mucha gente en La Habana había tenido que esperar 45 minutos para conseguir un medio de transporte.

Mientras decenas de miles se apresuraban para cumplir con el trabajo más o menos voluntario, en el cementerio de La Habana, cientos de personas acudían a las tumbas de sus familiares para conmemorar el Día de los Difuntos. En la capilla del cementerio se celebraba una misa bastante concurrida. Según estimaciones de la Conferencia Episcopal cubana, hay 100.000 católicos practicantes actualmente en Cuba, un 1% de la población total.

El domingo, en el cementerio de Colón, podía palparse casi una imagen del actual catolicismo cubano, que ahora atraviesa un momento de buenas relaciones con el régimen.

En torno a una de las tumbas del cementerio de Colón se había concentrado una docena de personas que habían acudido a venerar la tumba de la milagrosa Amelia, a quien atribuyen cualidades de santa. "Amelia Goyari de Adot falleció el 3 de mayo de 1901", dice la lápida que mandó colocar sobre la tumba su esposo. Aseguran los creyentes que Amelia murió de parto y fue enterrada, pero cuando años más tarde su cuerpo fue exhumado, apareció incorrupto y portaba un niño en sus brazos. Sobre su tumba se acumulan las lápidas con textos de agradecimiento por los favores recibidos. Una señora

dice que ha llegado desde Sagua

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la Grande, en la región de las Villas, a unos 200 kilómetros de La Habana: "Ha sido muy milagrosa. Me ha conseguido la salud. Vengo a traerle flores el Día de los Difuntos y el de la Madre".

Otra de las devotas llora ante la tumba de Amelia, y explica que está allí para darle las gracias porque por la intercesión de la milagrosa pudo saber de sus dos hijos gemelos, de los que no tenía noticias, desde hacía varios meses. Entre lágrimas, la señora expliga: "Estuve cuatro meses sin carta. Desesperada, le dije a Amelia: 'Quiero saber de mis hijos'. A los dos meses me mandaron a buscar. Los muchachos murieron en Etiopía. Eran mellizos, tenían 16 años y se fueron al servicio militar". La señora dice entre sollozos: "Estoy destruida. Mi esposo ya se había muerto y ellos se fueron".

Un señor mayor declara: "Estoy con la revolución y soy creyente. Creo en Amelia y también en Fidel. Yo creo en las dos cosas, y admiro mucho a España y a su presidente, Felipe González". A su lado, otra señora explica que el pueblo cubano es católico, "lo que pasa es que no lo dicen porque no les conviene".

No lejos de la tumba de Amelia se encuentra la parte del cementerio reservada a la Sociedad de Beneficencia Asturiana. El encargado del cementerio de los asturianos es un anciano del pueblo de Mestas de Con, en Asturias, donde estuvo por última vez en 1921. Alfonso Alonso, de 83 años, vive de 65 pesos (unas 8.000 pesetas) de jubilación, más medio sueldo, 50 pesos por cuidar el cementerio, más algunas propinas. Dice que con la revolución le quitaron todo, pero afirma que vive bien: "La revolución tiene cosas buenas y malas. Todo el mundo estudia, y el que no trabaja es porque es un maleante. La educación está al día. Lo malo es la chaucha [comida]".

El domingo por la noche la radio informa que el "comandante en jefe Fidel Castro" recorrió varios centros de trabajo en La Habana, y calificó de descomunal "la jornada del domingo rojo".

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