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Reportaje:

Cazadoras de las noches soviéticas

La prostitución deja de ser un tema tabú en las páginas de la Prensa de la URSS

Pilar Bonet

Vera ejerce como prostituta en Moscú. Está orgullosa de su profesión y admira a las geisas japonesas. Vino a la capital para estudiar, pero acabó dejándolo. Ahora inicia su trabajo en los hoteles y restaurantes del centro, donde capta los clientes, turistas y hombres de negocios extranjeros. Dispone de un pequeño apartamento en el que vive con su amiga Svetlana, una paisana suya con la que comparte profesión. Un taxista le ayuda en el negocio.

Vera es una de las protagonistas de un reciente artículo aparecido en el periódico Moskovski Momsomoletz, cuyo título Cazadoras de la noche / Inquietantes reflexiones sobre las sombras de la acera, apunta hacia un nuevo tema de información periodística en la URSS: la prostitución.La historia de Vera no asombra a taxistas, policías y porteros, que tienen contacto con estas chicas ligeras, según afirma el artículo firmado por Iu. Cherkasov, pero sí a los lectores soviéticos, acostumbrados a que los medios de comunicación de su país guardasen un absoluto silencio sobre temas como el consumo de la droga, la criminalidad o los accidentes aparatosos. Como éstos, la prostitución ha dejado de ser un tema tabú con la nueva política informativa iniciada bajo el mandato de Mijail Gorbachov.

Otro artículo, publicado en Komsomolskaia Pravda, aborda recientemente el tema de la prostitución en la ciudad de Minsk, donde la policía tiene todo un álbum especial con fotos de todas las damas de la noche sin excepciones. Pero Minsk es una ciudad afectada de forma benigna por la prostitución si se compara con Moscú, Leningrado o Riga.

Tanto Moskovski Komsololetz como Komsomolskaia Pravda se concentraban en la relación de las prostitutas soviéticas con los ciudadanos extranjeros de paso en la URSS, un fenómeno bien conocido por quienes hayan frecuentado los bares de divisas de los hoteles moscovitas, donde grupos de bellas chicas vestidas a la última moda aguardan a los clientes ante la mirada indiferente del portero o del policía que vigila la entrada del local.

El mismo policía que es capaz de interrogar durante una hora a un ciudadano soviético corriente que pretende entrar en el local en compañía de amigos extranjeros.

Dinero fácil

El dinero fácil y la fascinación del consumo son ideas de fondo en los artículos sobre la prostitución publicados por los dos periódicos. "No siempre podemos resistir la influencia corruptora del otro lado, de donde vienen las revistas con deslumbrantes ilustraciones y sospechosos vídeos", afirma Cherkasov. Casarse con un extranjero y participar de forma protegida en maquinaciones con divisas es el fin que el periodista atribuye a las chicas ligeras.La prostitución entre ciudadanos soviéticos es reconocida en el artículo de Cherkasov, que da varios ejemplos de ello. Un miembro de un sindicato estudiantil lamenta que algunas de las bellezas que operaban en su residencia se hayan marchado a trabajaren otros colegios mayores. Un lector, Andrei O., describe cómo fue seducido por una prostituta que le subió a un taxi y le pidió 200 rublos por adelantado.

Los dos periódicos se refieren a la dificultad de castigar a alguien en la URSS por practicar la prostitución. Quienes ejercen esta actividad pueden ser sancionadas, en todo caso, por especular con objetos, traficar con divisas o por no trabajar (el parasitismo o ausencia de profesión esta penado en la URSS). "Estaría completamente justificado introducir medidas legales basadas en el castigo por vender el propio cuerpo o el cuerpo de otro", señala Cherkasov.

"Se sienten absolutamente invulnerables, ya que no efectúan ninguna transgresión", señalaba Komsomolskaia Pravda. Las prostitutas, indicaba, consideran que su negocio no es "peor que otros, y en muchos aspectos mejor, incluso. La principal ventaja es la seguridad. ( ... ) En último caso las invitan a la comisaría para una charla profiláctica. ( ... ) Y después, de todas maneras, las sueltan".

Nina, por ejemplo, tenía un apartamento de dos habitaciones no lejos del centro de Minsk. Por prestar el apartamento a sus amigas cobraba comisión. Nina fue juzgada por violar las normas de circulación de divisas, pero al cabo de pocos días volvía a estar en la calle. Según Komsomolskaia Pravda, cada una de estas mujeres podría trabajar "en beneficio de la sociedad y para sí misma". "Pero no..., lo hacen para ellas y sólo para ellas".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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