O aburrirse o crecer
De entre los filmes de y para jóvenes producidos últimamente en Estados Unidos, éste puede figurar entre los mejores, sin que eso signifique gran cosa. Se trata de una película basada en una obra de teatro que ha sido convenientemente rebajada para llevarla al gran público. El lenguaje se ha suavizado y la ficción incluye ahora un final feliz convencional; sin embargo, se mantiene todo el desarrollo dramático.A diferencia de otros jóvenes que pueblan las películas norteamericanas recientes, los personajes interpretados por Rob Lowe y Demi Moore no son ni oligofrénicos y, potenciales violadores -la línea de Porky's- ni platónicos amantes hijos de la reacción puritana que acompaña al SIDA. Es más, el nudo del filme radica en que los personajes descubren que es más fácil hacer el amor- que amarse, al convertir sus esporádicos encuentros en convivencia matrimonial. Esto Zwick lo explica de manera transparente, un poco televisiva, confiando mucho en el talento de sus actores y en la bien trabada carpintería que sostiene la obra.
¿Qué pasó anoche?
Director: Edward Zwick. Intérpretes: Rob Lowe, Demi Moore, Jim Belushi y Elizabeth Perkins. Guión:Tim Kazurinsky y Denise de Clue, basado en la obra de David Marriet Sexual perversity in Chicago. Fotografía: Andrew Dintenfass. Música: Miles Goodman. Estadounidense, 1985. Estreno en Madrid en cines Callao y Vergara.
De la versión teatral se ha conservado también a Jim Belushi, hermano menor del fallecido John Belushi, que cuida, con la ayuda de Elizabeth Perkins, de dar cuerpo a la presión social que condena al infantilismo a quienes optan por escapar a la rigidez matrimonial. El filme transcurre entre un apartamento y un singlebar, uno de esos locales para personas sin pareja.
Ahí se, encuentran los amigotes para emborracharse, contarse la última aventura o para buscar una compañía agradable con quien pasar la noche. A los dos protagonistas juntos no les va muy bien, pero a los amigos abandonados tampoco. Cada cual tira. por su lado después de intentos frustrados de incorporarse a la vida de la recién creada pareja. El resultado, aunque la versión de Zwick lo adultere un poco, es que hay que elegir entre el aburrimiento o una patética eterna juventud con canas y arrugas.
Una vez expuesto esto, que viene a ser la tesis del filme, queda poco por contar, sobre todo nada que contar sobre la película en cuanto a tal. No es ni innovadora ni extraña; no está mal hecha, pero tampoco transmite ingenio; no cuenta nada original, pero logra parecer algo distinta e interesar, aunque sólo sea porque en ella la sexualidad existe y los personajes tienen algo de calco tópico de nuestros vecinos o de nosotros mismos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.