Luces y sombras del Plan Austral
Argentina ha sido un país especialmente afectado por la inflación desde hace muchos años. Quienes hayan visitado el país en estos últimos meses se habrán percatado de que los australes creados en junio de 1985 equivalen a 1.000 de los pesos argentinos creados en 1982 y que éstos, a su vez, habían supuesto la supresión de cuatro ceros respecto a los pesos que estaban en vigor desde el 1 de enero de 1970 y que, a su vez, venían de la supresión de dos ceros respecto a la moneda nacional que había existido hasta entonces.Ir suprimiendo ceros no le pareció al segundo ministro de Economía de Alfonsín, J. Sourrouille, un expediente suficiente para atacar las tendencias inflacionistas que los 18 primeros meses de Gobierno de los radicales -tras el largo paréntesis de la dictadura militar- y la aplicación de nuevo de viejas fórmulas que los radicales habían aplicado durante su Gobierno de « 1963; a 1966 no habían conseguido atajar, por más que muchos países tendieran una mano -más política que económica- a Raúl Alfonsín en su esfuerzo por tornar a Argentina a la democracia.
De ahí que el Plan Austral presentado el 14 de junio de 1985 constituía un planteamiento de amplio espectro con el que trataba de yugularse la inflación combatiendo sus causas más aparentes: déficit público financiado por la emisión del Banco Central, espiral de precios y salarios incontrolada, escasas expectativas de inversión y capacidad instalada estancada a los niveles; risicos de 1970, etcétera.El plan comportaba, también, un segundo frente de acciones de carácter estructural formulado como Plan de Reforma.Económica, capaz de atacar a los problemas de fondo que han caracterizado a la economía argentina en los últimos 30 o 40 años, y que han hecho que su crecimiento haya resultado inferior a la de la casi totalidad de países latinoamericanos, y no digamos ya a la de otros países dinámicos de otras partes de¡ mundo que años atrás habían estado muy por detrás de los niveles económicos argentinos.
Solución a medias
Hoy, a los 16 meses de aplicación e implantación de la segunda política económica del Gobierno de Alfonsín, hay que decir que el objetivo estabilizador ha sido ampliamente logrado mientras que los aspectos estructuriales quedan todavía muy lejos (le los objetivos deseados.
En junio de 1985, cuando se adopta el plan y se bloquean losprincipales mecanismos inflacionarios, la tasa mensual de inflación se situaba en el 30,54%, muy por encima de las medias latinoamericanas -no digamos ya de las europeas- del momento. A partir de entonces ha habido meses en que la inflación se ha situado por debajo del 2% y en estos últimos meses está ligeramente por debajo del 9% o 10%, que se corresponden a las medias de muchos países latinoamericanos por más que los críticos del Gobierno se esfuercen en resaltar el rebrote inflacionario que se advierte últimamente.
En relación al equilibrio exterior es útil recordar que Argentina es un país con demasiados recursos naturales como para tener que adoptar políticas muy basadas en las cuestiones más acuciantes de la política económica internacional.
Tanto es así que ha conseguido reducir sus importaciones a un tercio del valor alcanzado en 1980, mientras que ha ido manteniendo sus exportaciones -a pesar de los bajos precios internacionales para sus productos mástradicionales-, consiguiendo, con ello, obtener un excedente comercial que, pese estar a la baja (3.400 millones de dólares en los ocho primeros meses de 1985 contra 1.700 en idéntico período de 1986), permite aún destinar sumas considerables al pago de los intereses de la enorme deuda externa que Argentina tiene contraída (en tomo a los 50.000 millones de dólares).
Los exportadores argentinos se quejan amargamente de que existe una gran lentitud en el cumplimiento de la promesa de ir suprimiendo las retenciones fiscales que -con una actitud puramente fiscalista- se vienen manteniendo, muy a diferencia, -por cierto, de las políticas de estímulo a la exportación practicadas en otros países.
El cambio de actitud del Gobierno de Alfonsín respecto a este tema, ralentizado por la incertidumbre que el cambio de fiscalidad puede suponer respecto al déficit público cuando se instrumente el impuesto a la tierra, y la habilidad con que la Junta Nacional de Granos, presidida por Jorge Cort, coloca los granos argentinos en los más variados mercados internacionales' a medida que el proteccionisrrio y subvenciones norteamericanas y comunitarias van cerrando los mercados tradicionales del país, son elementos positivos en la política de exportación futura que, sin embargo, va a tener que cambiar mucho si se quiere que Argentina saque provecho de los pactos firmados el 29 de juHo con Brasil y Uruguay para la creación de un Mercado Común.
Deuda presidencia¡
En todo este contexto, sin embargo, y como decía un recierte informe de la bonaerense Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, el Gobierno de Alfonsín sigue debiendo el Plan de Reformas Económicas que permita, por un lado, alcanzar niveles europeos de inflación y, por otro, retomar un sendero de crecimiento que corte la decadencia que desole hace ya muchos años presenta la economía argentina.
Los esfuerzos del Gobierno y su llamamiento al capital extranjero reiterado, por ejemplo, con ocasión de la misión empresarial que acompañó a la visita del presidente de la Generalitat de Cataluña el pasado agosto- muestran hasta qué punto es consciente (le esta situación y por qué medios intenta resolverla.
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