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El Gobierno norteamericano expulsa a una periodista colombiana por "subversión"

Francisco G. Basterra

El Gobierno de Estados Unidos ha aplicado una legislación de la época de la caza de brujas anticomunista del senador Joseph McCarthy en los años cincuenta y expulsó ayer del país a una periodista del diario más importante de Colombia, El Tiempo, de Bogotá, con el argumento de que "podría realizar actividades subversivas". Patricia Lara, de 35 años de edad, abandonó ayer el país después de haber pasado dos días en una celda de máxima seguridad de una cárcel de Nueva York.

Éste es el segundo caso en un mes de deportación de periodistas bajo la ley McCarren Walter, que prohíbe a centenares de personas la entrada en Estados Unidos, por motivos ideológicos. El caso Lara se produce poco después de que el Gobierno Reagan provocara casi una crisis internacional por la detención en Moscú del periodista norteamericano Nicholas Daniloff.Patricia Lara, que llegó a Nueva York en la madrugada del lunes pasado, con un visado norteamericano expedido en la Embajada de Estados Unidos en París, fue retenida en el aeropuerto Kennedy por los agentes del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), cuando éstos vieron que el nombre de la reportera aparecía en un libro con 40.000 nombres de personas buscadas.

Esta lista, aún en vigor, que según los críticos de la Administración de Reagan contradice todos los principios de un país que se presenta al mundo como el faro de la democracia, permite excluir del país, no permitiendo su entrada, a extranjeros que sean sospechosos de actividades subversivas, comunistas o terroristas.

Patricia Lara, autora de un libro sobe el grupo guerrillero colombiano Movimiento Diecinueve de Abril (M-19), es hija de un multimillonario colombiano, Rómulo Lara, que a comienzos de los años 70 fue secuestrado y asesinado sin que nunca se haya aclarado la autoría. Patricia había acudido a Nueva York para asistir a una entrega de premios sobre la libertad de información en la Escuela de Periodismo de la universidad de Columbia, donde ella se graduó en 1980. El presidente de esta universidad neoyorquina, Michael Sovern, afirmó que lo ocurrido con Patricia "es intolerable en una sociedad democrática" y "un anatema para la sociedad libre.

El decano de Periodismo calificó el incidente de "deplorable". La periodista, que ha sido obligada a llevar mono carcelario azul, se ha quejado de malos tratos y de haber sido "humillada". Su abogado, Arthur Helton, dijo que cuando la visitó el jueves estaba llorando y no había podido dormir.

Información confidencial

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Las autoridades de EE UU no han explicado hasta ahora las acusaciones concretas contra la periodista, a la que se han limitado a declarar "inelegible" para entrar en el país. "Está basado en una información confidencial que no podemos revelar" dijo un portavoz del Servicio de Inmigración.Patricia Lara, que ha declarado que no es ni ha sido nunca comunista ni ha pertenecido a ningún grupo guerrillero, explicó que sólo concibe su expulsión por "haber escrito contra la política de Reagan hacia Centroamérica" y, en ocasiones, haber ayudado a periodistas norteamericanos a entrar en contacto con líderes antigubernarnentales en Colombia.

El Departamento de Estado afirmó el miércoles que la concesión de su visado había sido un "error".

La Embajada de Colombia ha presentado una protesta formal ante el Gobierno norteamericano. El Gobierno de Bogotá solicitó la liberación de Patricia Lara y su entrega en custodia a su embajador, Francisco Posada, que garantizaba su salida de Estados Unidos, a lo que se negó el Departamento de Estado, explicó el abogado de la periodista.

Patricia Lara estuvo en Estados Unidos en marzo y no tuvo problemas y, desde entonces, dice que no ha escrito nada crítico, contra este país. "Es una periodista respetada y en Colombia, donde tenemos una Prensa libre, nunca se le ha negado el derecho a escribir o a lograr información", afirmó un portavoz de la Embajada de Colombia en Washington.

El periódico The New York Times ha calificado el episodio de lamentable y ha pedido, en la editorial, que el Congreso reforme la ley McCarran Walter.

Patricia Lara, que abandonó EE UU a las 10 de la mañana de ayer con destino a Bogotá, hizo una declaración por escrito, que entregó al cónsul colombiano en Nueva York, en la que se queja de los funcionarios norteamericanos: "Querían presionarme sicológicamente y hacerme cometer un crimen. Quieren que me calle. Pero nunca lograrán que deje de pensar".

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