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La reducción del contingente de la URSS destacado en Afganistán no afecta a su capacidad bélica

Pilar Bonet

La retirada de seis regimientos soviéticos, con un equivalente humano de 8.000 soldados, que comienza hoy en Afganistán, no perjudicará la capacidad bélica del régimen afgano y de las tropas de la URSS que lo apoyan en su lucha contra la resistencia armada. Así lo dejó claro ayer el representainite del Ministerio de Defensa de la URSS, teniente general Mijail Sotskov, en una multitudinaria conferencia de prensa organizada por el Ministerio de Exteriores de Afganistán con el fin de divulgar la retirada parcial soviética.

El Ejército y el Ministerio del Interior de Afganistán, así como el resto de las tropas soviéticas estacionadas en el país, se encargarán de las tareas que hasta ahora han sido realizadas por los soldados soviéticos que comienzan a regresar a la URSS, según manifestó el teniente general. Un aumento de la capacidad de las tropas afganas y un reparto de funciones fueron mencionados en este contexto como alternativa por el representante soviético.Unos 115.000 soldados soviéticos se encuentran actualmente en Afganistán, según estimaciones occidentales que no quiso confirmar ayer el representante de la URSS, que se negó también a revelar cuál es su posición en, la estructura de mando del contingente soviético.

El número de soldados que se quedarán en Afganistán será "suficiente para cumplir las tareas planteadas y no superará el nivel de lo necesario para ello", dijo Sotskov. Una retirada total de las tropas, que entraron en Afganistán en diciembre de 1979 en apoyo de Babrak Karmal, sólo será posible "con el cese de la intervención extranjera", según el teniente general. Ni "los intereses de seguridad de la URSS" ni "la solidaridad internacional" sufrirán con la medida. La URSS, dijo Sotskov, "no dejará abandonados a sus vecinos".

Un centenar y medio aproximadamente de periodistas, entre los que se encuentran numerosos corresponsales occidentales con sede en Moscú, asistirá hoy como observador a lo que se presenta como el inicio de la retirada soviética. Los periodistas deberán volar a primera hora de la mañana a un punto identificado únicamente en el programa como "punto número uno". En medios oficiosos soviéticos se asegura que se trata de la ciudad de Shindand, al sur de la de Herat y cerca de la frontera con Irán. La provincia de Herat fue visitada en el mes de julio por el máximo dirigente afgano, Mohamed Najibula, después de que las tropas gubernamentales aseguraran haber inflingido una importante derrota a la guerrilla. Los periodistas extranjeros, que asistieron ayer a la conferencia de prensa flanqueados por banderines de sus países, son tratados a cuerpo de rey por el Gobierno afgano, habitualmente reticente a la presencia de la Prensa occidental. Los corresponsales se alojan en un lujoso hotel de Kabul que normalmente está cerrado. Sin embargo, las posibilidades de salir a la calle sin una nutrida escolta de seguridad y los contactos incontrolados están totalmente excluidos del viaje.

Antiaéreos inútiles

El contingente soviético que se retira regresará a las regiones militares de Asia central y Turkmenia, según explicó Sotskov. Se trata de un regimiento de tanques, dos de infantería motorizada y tres antiaéreos.Fuentes diplomáticas occidentales en Kabul llaman la atención sobre la poca utilidad de los regimientos antiaéreos, dada la falta de aviones de la resistencia. Sotskov señaló que las tropas regresan a los puntos de donde salieron para dirigirse a Afganistán y que la retirada puede comprobarse con medios técnicos nacionales.

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El militar soviético, que desmintió la afirmación del secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, de que la URSS mantenía el nivel de sus efectivos en Afganistán mediante la introducción de nuevas tropas, insistió sobre el aumento de la capacidad de las tropas afganas que, según dijo, "realizan operaciones militares de forma cada vez más independiente y con creciente carácter ofensivo con vistas a la destrucción de sus bases".

Por su parte, el viceministro de Defensa de Afganistán, Nabi Azimi, admitió que en las condiciones actuales el Ejército afgano no se basta a sí mismo para controlar la frontera, y concedió que la resistencia continúa siendo activa. El ministro de Exterior afgano, Sha Mohamad Dost, negó que en las conversaciones indirectas con Pakistán que se llevan a cabo en Ginebra bajo los auspicios de la ONU exista un plan que contemple la retirada total de las tropas soviéticas en el plazo de cuatro años. Sotskov insistió en que la salida de los seis regimientos tiene un carácter de "gesto de buena voluntad".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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