Una mujer políticamente comprometida
Rita Levi-Montalcini nació en Turín hace 77 años y, además de una investigadora pura, ha sido siempre una persona comprometida con el mundo polítilco y Social. Entrevistada ayer por la RAI-TV, quiso enseguida recordar sus tiempos duros, cuando, en 1938, por ser judía, tuvo que huir de Italia, a causa de las leyes nazis, y refugiarse en Bruselas hasta la invasión alemana. Pertenecia, como toda su familia, al Partido de Acción, aunque no tomó parte activa en la resístencia.Durante la guerra vivió en la clandestinidad en Florencia y tras la liberación trabajó como médico con los norteamericanos en un momento de grave epidemia. Fue entonces cuando recibió una oferta para trabajar en Estados Unidos, donde vivió, hasta 1969. Está nacionalizada en aquel país, pero posee también el pasaporte italiano.
"Para un científico, el momento de mayor emoción es siempre el del descubrimiento, lo cual no impide que hoy seapara mi, con el anuncio del Premio Nobel, un día, de gran alegría", respondió ayer a un periodista. Su primer laboratorio fue el dormitorio de su casa y, cuando tuvo que huir, lo trasladó a una especie de barraca en el campo, a las afueras de Turín. "Si no hubiésiemos trabajado e investigado juntos Cohen y yo", dijo también la nueva Nobel, "no habríamos llegado hasta aquí ninguno de los dos"', subrayando así la eficacia del trabajo en equipo.
De su compañero de premio, Montalcini afirmó que, además de ser un magnífico científico, es también, y sobre todo, "un hombre de excepcional talla ética". La nueva. Nobel italiana es uno de los 70 miembros de la Academia internacional de las Ciencias del Vaticano, uno de los organismos de mayor prestigio de la Iglesia, que ha preparado para el papa Juan Pablo II un importante informe sobre el delicado problema de la guerra de las galaxias, tan poco favorable a la tesis de Estados Unidos que el Papa no se ha atrevido aún a liacerlo público.
El nuevo premio Nobel italiano ha causado profunda emoción en este país y, sobre todo, en u ciudad natal, Turín, donde quienes la conocen destacan su coherencia, no sólo científica, sitio también su presencia activa en todas las batallas a favor de los derechos civiles. Una de las últimas firmas suyas aparece en la carta de los intelectuales progresistas italianos contra la guerra de Líbano. Quien la conoce afirma que no es posible clasificarla políticamente. La nueva Nobel se ha movido siempre en un área "laico-progresista" y alguien la ha parangonado en su limpieza ético-social al ex presidente Sandro Pertini.
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