El terremoto deja en suspenso las diferencias políticas
La catástrofe natural que enfrenta El Salvador ha unido a todos los pueblos y Gobiernos centroamericanos bajo una sola consigna: salvar al mayor número de damnificados. La guerrilla salvadoreña ha hecho saber que proclamaba una tregua unilateral para no agravar los males del país. El mundo entero se ha movilizado para ayudar a los afectados.
El arzobispo salvadoreño, Arturo Rivera Damas, calificó al terremoto que el viernes azotó a su país y que ayer continuaba castigándole como una "manifestación" de Dios para que se ponga fin a la guerra de siete años, que ha dejado en El Salvador, según cifras proporcionadas por organismos humanitarios, un saldo de más de 60.000 muertos, en su mayoría civiles.Por parte de Nicaragua, la primera muestra de solidaridad con los salvadoreños consistirá en plasma, así como ayuda material, dijo el presidente, Daniel Ortega, en mensaje dirigido "al pueblo salvadoreño". Ortega anunció que su país había comenzado "de inmediato" a preparar un envío aéreo para las víctimas del terremoto.
Honduras, Costa Rica, Guatemala, México (que el año pasado pasó por circunstancias similares con el terremoto que provocó al menos 10.000 muertos), Argentina, Venezuela y Colombia se movilizaron para ayudar a El Salvador.
El presidente de EE UU, según su portavoz, Larry Speakes, interrumpió ayer en Reikiavik los preparativos para sus encuentros con el líder soviético, Mijail Gorbachov, para ordenar el envío inmediato a El Salvador de dos aviones militares norteamericanos con víveres, medicinas y mantas.
La Liga de la Cruz Roja, desde Ginebra, informó que había enviado por avión especial siete toneladas de material. Los servicios de la ONU se han movilizado. Diversos países europeos y Japón enviaron equipos de ayuda.
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