Hassan II anuncia la puesta en marcha de un plan de saneamiento económico en Marruecos
El rey Hassan II de Marruecos anunció ayer, en la inauguración del año legislativo en Rabat, la próxima puesta en marcha de un plan de saneamiento económico que permita reducir el déficit de las 300 oficinas nacionales semipúblicas del país, cifrado en 4.000 millones de dirhams (60.000 millones de pesetas). El proyecto, cuyo contenido y forma de ejecución no fue revelado, está destinado, según lo expuesto por el soberano marroquí, a recuperar en el plazo de dos años para el Tesoro nacional la mitad de este difícil.El discurso real al Parlamento marroquí carecíó de alusiones a la política exterior y cuestiones relativas a reivindicaciones de soberanía y tuvo un marcado acento interno, aunque los aspectos socioeconómicos planteados lo fueron en una línea muy directa con las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) a Marruecos. Hassan II trazó su alocución sobre tres aspectos concretos: la enseñanza, cuya política ha sido duramente criticada en los últimos años por la oposición; la búsqueda de la auto suficiencia alimentaria de aquí a 10 años, y el citado plan de saneamiento económico.
Con una cita a Bismark, en referencia a factores que cambian y otros que son inamovibles en el curso de la historia, habló de la política de enseñanza, asegurando que Marruecos debe tener en .cuenta que existe algo imposible de sustituir o renovar: su posición geográfica. "En el mapa estamos en el centro del Reino Unido y Senegal y entre las costas norteamericanas y el Oriente Próximo", dijo el rey.
En lo referente al capítulo agrícola, el rey se reflirió a los tres productos básicos de la alimentación del país -trigo, azúcar y aceite-, cuya rumoreada subida, luego no ejecutada, provocó entre otros factores la ola de agitaciones sociales de enero de 1984. La cosecha, según lo expuesto por el rey, hasidó "buena, pero no extraordinaria".
Pidió sacrificios para reducir en un 35% las importaciones de azúcar (actualmente, se compra al exterior del orden del 40%) y destacó la pobreza del país en cuanto al cultivo olivar. El rey concluyó anunciando la construcción de una presa por año para mitigar los próblemas de regadío, asegurando que la financiación de los proyectos en este sentido por parte del exterior no representaba problema alguno.
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