Revuelo universario

Nos encontramos en una época de gran revuelo universitario. Una época en la que unos deciden su futuro, otros esperan ser aceptados en la facultad donde desean cursar sus estudios y otros esperan sus calificaciones debatiéndose entre el "paso-no-paso". Y, en definitiva, todos ellos tendrán que pasar por el trámite de la matriculación, recorriendo todo un mundo de ventanillas, colas, incomprensiones, y, en muchos casos, de estrecheces económicas. Estrecheces económicas que, con el tiempo, han venido siendo paliadas en gran parte gracias a toda una serie de ayudas traducidas en circunstancias que eximen del pago de las tasas o las reducen considerablemente (léase familia numerosa, becas, matrículas de honor).

Sin embargo, entre esas circunstancias se encuentra la de ser hijo de un funcionario del Ministerio de Educación y Ciencia. Entiendo que se trata de una circunstancia carente decualquier criterio objetivo, con carácter de privilegio, de dudosa oportunidad en una Universidad, como la española, con roblemas de financiación. Peroademás resulta paradójico que, en un país donde un puesto de trabajo resulta un patrimonio de incalculable valor, disfruten de ese privilegio los hijos de personas que (con todos mis respetos) tiene ese puesto de trabajo asegurado sin estar sometidos a la incertidumbre de la quiebra o la suspensión de pagos propios de la empresa privada.-