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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Aborto de los pobres

Hace ya bastante tiempo que decidí no ponerme nervioso con todo aquello que pudiera leer u oír. Pero hay ocasiones en las que la voluntad no basta: el Gobierno socialista está estudiando la posibilidad de amplias los supuestos de despenalización del aborto, añadiendo la llamada indicación socioeconómica. Ante este hecho, la Iglesia española, siempre tan sagaz, ha reaccionado con una afirmación que, en un primer momento, me pareció un chiste de pésimo gusto: "Esto sería negar a los pobres el derecho a nacer". Después de tan clerical ocurrencia me gustaría hacer una breve reflexión.Los pobres, como los ricos, tienen derecho a nacer. Esto es así en teoría, porque, hoy por hoy, los pobres han tenido, más que el derecho, la obligación de nacer, y los ricos han sido los únicos que han gozado realmente de ese derecho, y de la posibilidad de renunciar, con viaje: y estancia incluidos.

Todo ser humano (sea pobre o rico) tiene derecho a vivir con dignidad, y el Estado tiene que poner los medios para que esa dignidad sea efectiva y para permitir a las personas que tengan libertad bastante para, en determinadas circunstancias, evitar a los suyos sufrimientos innecesarios y crueles. No se defienden los derechos humanos defendiendo el derecho a la vida sin más cuando ello se hace a costa de todos los demás derechos inherentes al ser humano.

Yo invitaría a la Iglesia española a predicar menos hipocresía y a seguir el ejemplo de algunas Iglesias, como la de Nicaragua, Brasil y tantas otras, que han sabido comprender que la mayor injusticia de este mundo no es que a los pobres se les niegue el derecho a nacer (lo cual, por otra parte, es falso), sino que se les niegue el derecho a vivir.

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La indicación socioeconómica no obliga a los pobres a abortar, señores míos, sino que simplemente abre un camino, hasta ahora inexistente, para que la gente menos afortunada no se vea, una vez más, discrimina da respecto de aquellos cuyos recursos económicos les permiten burlar continuamente la ley. Si esto es negar a los pobres el derecho de nacer, que venga Dios y lo vea.-

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