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Reagan veta las sanciones contra Suráfrica

Francisco G. Basterra

El presidente norteamericano, Ronald Reagan, vetó ayer las duras sanciones aprobadas por el Congreso de Estados Unidos contra el régimen racista de Suráfrica, a pesar de que no cuenta con los votos necesarios para impedir que el Parlamento revoque su decisión, lo que significaría una importante derrota de política exterior para el presidente. Reagan sigue defendiendo que las sanciones aprobadas por el Congreso, que significarían el bloqueo comercial y de inversiones norteamericano en Suráfrica, "hacen más daño a los que pretendemos ayudar", la mayoría negra.

El comercio de EE UU con Suráfrica supone 3.300 millones de dólares (más de 440.000 millones de pesetas) al año, en las dos direcciones, un 0,5% del total del comercio de este país. Escuchando a los sectores más conservadores, el presidente ha convertido esta batalla en una cuestión de principios y ha decidido enfrentarse con el Congreso en una cuestión que alguno de sus asesores considera prácticamente perdida.La filosofía de Reagan sobre Suráfrica queda reflejada en su discurso de esta semana ante la ONU, en el que no citó al apartheid cuando denunció la violencia de derechos humanos en diferentes partes del mundo.

Si su magia y conocida capacidad de persuasión que anteriormente le ha salvado en cuestiones que parecían perdidas como la ayuda a la contra en Nicaragua, no funcionan esta vez, será la primera revocación de un veto presidencial en materia de política exterior desde que llegó a la Casa Blanca.

Es el quinto veto de Reagan desde que es presidente. Para endulzarlo, Reagan enviará a Suráfrica y a los países de la llamada línea del frente al secretario de Estado, George Shultz.

Es posible que éste se entreviste, en Zambia, con el líder del Congreso Nacional Africano (ANC) y principal fuerza de oposición al Gobierno de Pieter Botha, Oliver Tambo. Shultz también podría encontrarse en Suráfrica con Winnie Mandela. El presidente nombrará también a un diplomático de raza negra, Edward Perkins, como embajador en Pretoria. Perkins es el actual embajador en Llberia.

Se habla igualmente de una ayuda de 500 millones de dólares para los países vecinos de Suráfrica, y la posibúelad de que Reagan amplíe las sanciones presidenciales del pasado año, aceptando algunas de las que propone el Congreso.

Reagan, antes de volar ayer a su retiro de fin de semana en Camp David, envió una comunicación al Congreso explicando las razones de su veto.

El Parlamento, incluido el Senado dominado por los republicanos, ha aprobado la legislación que prohíbe todas las inversiones norteamericanas en Suráfrica. También impide la importación de uranio, carbón, textiles y productos agrícolas y la exportación de petróleo, armas y ordenadores desde Estados Unidos al régimen de segregación racial de Pretoria.

Medidas más duras

Si se aplica esta legislación, las líneas aéreas surafricanas no podrían volar a este país. Estas medidas son más duras que las que recientemente adoptó la Comunidad Europea, que, por presiones de la República Federal de Alemania, no suspendió sus compras de carbón surafricano.Reagan, que cree que la aplicación de las sanciones acordadas por el Congreso supondrían enviar al paro a 600.000 negros surafricanos, no tiene ahora los votos necesarios para evitar que el Congreso, con una votación de dos tercios de mayoría en las deis Cámaras, revoque su veto. Los republicanos del Senado se oponen mayoritariamente a la política del presidente hacia Suráfrica y, presionados por la opinión pública, apoyaron mayoritariamente las sanciones el pasado agosto, que fueron aprobadas por esta Cámara por 84 votos contra 14.

La Cámara de Representantes revocará la próxima semana el veto sin problemas, ya que los críticos de la política presidencial de compromiso constructivo con Suráfrica tienen más de dos tercios de los votos necesarios.

La batalla será más cerrada en el Senado, pero fuentes de la Casa Blanca admitieron ayer que todavía les faltan 12 votos para sostener el veto.

El pasado año, Reagan se adelantó al Congreso y decretó una serie de sanciones limitadas contra Suráfrica, prohibiendo la importación de los krugerrand surafricanos (monedas de oro) y la exportación de tecnología nuclear y equipo electrónico a las agencias gubernamentales responsables del apartheid. Pero la escalada de represión del Gobierno de Pretoria y los nulos avances para desmantelar el apartheid han incrementado la presión sobre el presidente por parte de la opinión pública y el Congreso, que exigen ahora un cambio de la política de Washington.

[El arzobispo surafricano Desmond Tutu criticó ayer la decisión de Reagan. "Como víctima del apartheid, diría que Reagan no percibe ni se da cuenta de que yo soy un ser humano, tan humano como una persona de raza blanca", declaró Tutu desde El Cabo a la cadena de televisión norteamericana CNN. Preguntado sobre qué es lo que diría a Reagan, Tutu contestó: "Yo le diría: señor, usted tiene una decisión moral que adoptar. ¿Está usted del lado de la justicia o de la injusticia?.]

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