"La única salida al conflicto salvadoreño es una solución política", dice el comandante Castellanos
"La única salida al conflicto salvadoreño es una solución política negociada entre el Gobierno y la guerrilla; es inviable una solución milítar", afirmó ayer en Madrid el ex dirigente guerrillero Napoleón Romero, Comandante Miguel Castellanos, que se acogió en 1985 a las medidas de reinserción social impulsadas por el presidente José Napoleón Duarte.El Comandante Miguel Castellanos es en la actualidad el director del Centro de Estudios de la Realidad Nacional (Ceren), integrado por combatientes rebeldes incorporados al proceso de pacificación. Aunque el motivo de su visita a Madrid es presentar un libro con declaraciones suyas, editado ya en Chile y Venezuela, ha mantenido contactos sobre la situación interna salvadoreña con Juan Pablo de la Iglesia, director general de Política para Iberoamérica, y con representantes del PSOE y de la Fundación Humanismo y Democracia, de inspiración democristiana.
Con relación al diálogo de paz, cuya tercera ronda de conversaciones no pudo celebrarse el pasado día 19 debido al fracaso de los contactos privados prelinánares realizados en México y Panamá, manifestó que "el proceso de pacificación es reversible; por eso su continuidad o no depende de la voluntad de las fuerzas sociales".
Napoleón Romero mantiene su nombre de guerra, Comandante Miguel Castellanos, en sus tarjetas de visita. Tiene 37 años y durante 10 ha estado vinculado a la guerrilla, desde que fue reclutado por las Fuerzas Populares de Liberación -integradas en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN)- cuando estudiaba tercer curso de Psicología.
Ahora critica la actitud de sus antiguos compañeros de armas: "EL FMLN sólo utiliza el diálogo como un instrumento para imponer su propio proceso político en la mesa de negociaciones, pero, como se encuentra en una fase de retroceso, tanto militar como políticamente, su debilidad le impide conseguir ese objetivo. Por eso da la imagen de querer dialogar, pero luego, en la realidad, se ve que no es así. Está incapacitado para dar una solución negociada al conflicto". "El diálogo no se agota con el fracaso de la tercera ronda de conversaciones", sentencia.
En esta situación, considera que el camino a seguir es plantear a la base de la guerrilla, "que es más permeable", la necesidad del diálogo, de encontrar un proyecto político, "que amplíe la democracia, pero que ni sea el del Gobierno ni el de la guerrilla.
Abandonó la guerrilla en 1983. Su decisión estuvo marcada por el asesinato de la guerrillera salvadoreña Comandante Ana María en Managua por su correligionario y compatriota Comandante Marcial. "Fui a la capital nicaragüense como miembro de la comisión investigadora del hecho. Esas muertes me produjeron una enorme frustración y me hicieron reflexionar", afirma.
Reconoce que el Gobierno no tiene las manos totalmente libres para desarrollar su proyecto político de conseguir mayores espacios democráticos en El Salvador, un país en el que las fuerzas armadas y la oligarquía conservan una gran parcela de poder. "Sin embargo", matiza el Comandante Miguel Castellanos "las reformas sociales, como la agraria, y el proyecto del diálogo de paz no podrían haberse realizado si no contasen con cierto apoyo del Ejército, institución que ha cambiado algo". Agrega que el principal problema que afronta el presidente Duarte es no haber alcanzado aún un amplio consenso social y subra ya que la única salida es profundizar el proceso de democratización en el país y en Centroamérica, incluida Nicaragua.
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