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LA ONU Y LAS RELACIONES OESTE-ESTE

Juan Carlos I hace votos por una reducción de Ias armas nucleares

Francisco G. Basterra

La distensión entre las superpotencias, en el umbral de una próxima reunión en la cumbre entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, se instaló ayer en la 41ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas como uno de los protagonistas de los debates inaugurados por el rey de España, don Juan Carlos de Borbón. El Monarca expresó ayer su esperanza de que en breve plazo las armas nucleares se vean drásticamente reducidas. El presidente norteamericano, con el que se vio durante cinco minutos el Rey español, le siguió en el turno de la palabra para anunciar importantes avances en el proceso de acercamiento entre Washington y Moscú, a pesar del caso Daniloff. La apertura de los debates en la ONU coincidió con la firma en Estocolmo del primer acuerdo entre el Oeste y el Este sobre desarme desde 1979.El Rey de España, Juan Carlos I, pidió ayer un orden. internacional político y económico más justo y expresó su esperanza de que en un plazo "relativamente breve" se llegue a una "drástica" reducción de los arsenales nucleares de las dos superpotencias, en ¡in discurso de 20 minutos de duración en la apertura del debate general de la 41ª Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York. El Rey pidió la adopción de "todas las medidas necesarias" para el desmantelamiento y la total abolición del apartheid y reivindicó la soberanía del peñón de Gibraltar. Dijo también que "Europa no debe caer en una tentación de ensimismamiento" y defendió la proyección mundial del Viejo Continente, especialmente en Latinoamérica.El Rey, que visita por primera vez oficialmente las Naciones Unidas, pronunció un discurso institucional que sólo descendió a la concreción en la cuestión de Gibraltar y que, a su término, fue aplaudido cortésmente por los asistentes, entre los que se encontraba el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Edvard Shevardnazde.

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El conflicto Este-Oeste y la tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética centraron ayer el interés de la Asamblea, que, tras el Rey, escuchó al presidente norteamericano, Ronald Reagan. España logró ser la primera oradora del debate de este año -un dato simbólico-, arrebatando el puesto a Brasil, que, tradicionalmente, abre la lista de oradores, y al propio presidente norteamericano.

El Rey, cuyo discurso fue preparado inicialmente por Fernando Morán, embajador ante la ONU, y posteriormente revisado por el Gobierno en Madrid, justificó su presencia ante la ONU por ser España un país "que inscribe como sus mejores títulos históricos el respeto al derecho de gentes". Don Juan Carlos, que no pudo acudir el pasado año a la 40ª Asamblea por la insistencia del presidente del Gobierno, Felipe González, de ser el representante de nuestro país en aquella ocasión, pidió para España una visión internacional del mundo.

Un pueblo joven

"Cuando un pueblo recobra su impulso, integrando sus tradiciones en un proyecto de futuro", afirmó el Monarca español, "no puede olvidar que esta revitalización debe inspirarse tanto en los ideales de su propia sociedad como en los requerimientos de una convivencia internacional armónica, pacífica y justa". Don Juan Carlos, que vestía traje azul oscuro y corbata del mismo color, explicó a los representantes de 159 países, que, con muy pocas excepciones -por ejemplo, Irán y Zimbabue, entre otros-, acudieron puntuales a escuchar su discurso, que representa a un pueblo joven "por la edad de sus gentes y porque ha recobrado con su democracia y sus libertades una actitud vital que caracteriza a la juventud: la capacidad de mirar al futuro con arrojo y esperanza".

El Rey llegó a las 10.30 (16.30, hora peninsular española) a la sede de las Naciones Unidas, donde fue recibido por su secretario general, Javier Pérez de Cuéllar, con quien se entrevistó antes de pronunciar su alocución. Le acompañaban la reina, que vestía una sencilla chaqueta rosa y una falda gris perla, y el ministro de Asuntos exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. Don Juan Carlos asistió ayer, en la sede de la ONU, a una comida ofrecida por el secretario general de la organización a la presidenta filipina, Cory Aquino, la verdadera estrella de esta asamblea; también asistieron el presidente de Costa Rica, óscar Arias; el de Panamá, Eric del Valle, y la primera ministra noruega, Gro Brutland.

Don Juan Carlos se refirió a los graves problemas financieros e institucionales que hacen que la ONU esté en práctica situación de insolvencia, debido fundamentalmente al recorte de fondos decidido en principio por Estados Unidos. "La comunidad internacional no puede permitir", dijo el Rey, "que las Naciones Unidas, que son depositarias de un orden internacional regido por el derecho, vean menoscabada su acción y disminuido su prestigio por falta de medios financieros o por una inadecuada asignación de los recursos disponibles". Pérez de Cuéllar anunció ayer que quizá abandone su cargo al término de su mandato, en diciembre: "No tengo garantías de apoyo y no tengo por qué hacer un sacrificio y hundirme con mi barco. Incluso si suena poco elegante, las finanzas son muy importantes".

La presencia del Rey en las Naciones Unidas tiene una importan.cia simbólica y de imagen, dijeron a EL PAÍS fuentes diplomáticas occidentales. Supone un apoyo a la ONU en un momento de crisis financiera y también política, por la falta de credibilidad que este foro multilateral tiene entre algunas potencias occidentales, especialmente en EE UU.

Don Juan Carlos se mostró especialmente firme al condenar el terrorismo y reiterar la necesidad de una cooperación interriacional "frente a esta amenaza contra todos".

"El terrorismo tiene dimensiones internacionales", aseguró el Rey. "El aliento y aun la tolerancia con los terroristas descalifican a cualquier Estado como miembro de buena fe de la comunidad internacional".

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