El terrorismo, máximo atentado contra los derechos humanos
La distensión entre las superpotencias, en el umbral de una próxima reunión en la cumbre entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, se instaló ayer en la 41ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas como uno de los protagonistas de los debates inaugurados por el rey de España, don Juan Carlos de Borbón. El Monarca expresó ayer su esperanza de que en breve plazo las armas nucleares se vean drásticamente reducidas. El presidente norteamericano, con el que se vio durante cinco minutos el Rey español, le siguió en el turno de la palabra para anunciar importantes avances en el proceso de acercamiento entre Washington y Moscú, a pesar del caso Daniloff. La apertura de los debates en la ONU coincidió con la firma en Estocolmo del primer acuerdo entre el Oeste y el Este sobre desarme desde 1979.He aquí algunos de los párrafos más significativos del discurso pronunciado por el rey Juan Carlos en la sesión de apertura de la 41ª Asamblea de las Naciones Unidas: "(...) El Gobierno español ha deseado que el titular de la Corona, en el ejercicio de su función constitucional de representar al Estado, haga oír en este foro la voz de mi país. (...)El mundo es hoy, por primera vez, uno, siendo al mismo tiempo culturalmente diverso. En épocas pasadas, la pretendida superioridad de una cultura y una civilización determinada sirvió para justificar la dominación de unos pueblos sobre otros. La diversidad cultural era combatida por un impulso que se alimentaba en la búsqueda del beneficio comercial o del predominio estratégico.
Hoy la regla comúnmente admitida es que cada cultura debe ser entendida y juzgada exclusivamente en relación con sus propios valores y no por sus posibilidades de adaptación mimética o forzada a ninguna otra cultura pretendidamente superior. De esa idea-fuerza sobre la universidad y la diversidad cultural de la humanidad derivó el gran impulso hacia la descolonización política. (...)
Es cierto, señoras y señores delegados, que aún subsisten algunas situaciones coloniales iresiduales bien conocidas.
Y una de ellas afecta anacrónicamente a mi país. España mantiene, con todo vigor y con el peso de la razón que le asiste, su voluntad de encontrar una pronta solución al problema de Gibraltar, de manera que el Peñón se reintegre al territorio nacional español, A partir de la Declaración de Bruselas, de 27 de noviembre de 1984, y desde que los Gobiernos del Reino Unido y, de España decidieron, en febrero de 1985, en Ginebra, resolver el problema en todos sus aspectos, incluida la soberanía, a través de la negociación, se ha abierto un capítulo nuevo dominado por la esperanza de terminar con una situación injusta, sin que se menoscaben los intereses de la población.(...)
En el proceso de reconstrucción política en curso hace 10 años, mi país ha delimitado su posición internacional. Desde el anterior período de sesiones de la Asamblea General, España ha procedidoa dos definiciones importantes: en 1986 España ha pasado a ser miembro de la Comunidad Europea y, tras consulta al pueblo español, ha definido los términos de su permanencia en la Alianza Atlántica.
Al adherirse a los organismos e instituciones de integración europeooccidental España no hace sino confirmar lo que la historia y la cultura habían hecho de ella desde el advenimiento de los tiempos modernos. (...) Al participar ahora en la toma de decisiones de los doce se encuentra en condiciones de hacer oír su voz en los asuntos intraeuropeos y de aportar a la acción de la Europa comunitaria otras dimensiones unidas a su trayectoria histórica. Europa no puede ciertamente caer en ninguna tentación de ensimismamiento. (...) Europa no puede limitarse a cultivar su propio jardín, ni contentarse con preservar una envidiable calidad de vida, cuando otras regiones del planeta se encuentran agarrotadas (...) por el juego negativo de factores comerciales y financieros.
Desde nuestra posición de aliados occidentales, contribuimos a la seguridad común y, como parte fundamental de ello, nos esforzamos en que prospere el diálogo entre las superpotencias y en que intensifiquen su tarea los foros de entendimiento. Abrigamos la esperanza de que la deseable consolidación de un clima de diálogo y mayor confianza en las relaciones internacionales conduzca, en un plazo relativamente breve, a la drástica reducción, por primera vez, de los arsenales nucleares, a la detención de la carrera de armamentos, a la prohibición total de las armas químicas y a avances en el campo del desarme convencional. (...)
Esta doble definición, europea y occidental, completa y enriquece nuestras relaciones con los países y pueblos de Iberoamérica, con quienes nos unen especiales vínculos culturales e históricos que nos hacen sentirnos solidarios en la búsqueda de soluciones justas a los problemas políticos, económicos y sociales con los que hoy se enfrentan.
A los factores de inquietud se ha añadido en los últimos años uno de alcance insospechado: el terrorismo, que atenta contra vidas inocentes, alienta visiones catastróficas y roba la paz de los ciudadanos. Máximo atentado contra el más primario y a la vez más profundo de los derechos humanos -el derecho a vivir en paz-, el terrorismo tiene dimensiones internacionales. El aliento y aun la tolerancia con los terroristas descalifica a cualquier Estado como miembro de buena fe de la comunidad internacional.
El Gobierno español se ha manifestado repetidamente en favor de la intensificación de la cooperación internacional frente a esta amenaza contra todos. La condena unánime e inequívoca de cualquier forma de terrorismo pronunciada por esta Asamblea el pasado mes de diciembre constituyó, sin duda alguna, un paso esperanzador, que debe ser seguido por medidas concretas y eficaces de colaboración mutua.(...)
El respeto de los derechos humanos será un criterio conforme al que se juzgarán nuestra civilización y nuestras conductas concretas. (...)
La política de apartheid constituye el ataque más flagrante a la concepción de la unidad del género humano. Frente a ella es preciso adoptar todas las medidas necesarias para conseguir su desmantelamiento y su total abolición (...)".
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